EL PASADO martes 19 de abril cerca de 520.000 voluntarios y supervisores -incluidos la propia Presidenta y parte de su gabinete- se desplegaron en las 15 regiones del país para realizar el censo en los cerca de 6,4 millones de hogares que existen en Chile.

El proceso se llevó a cabo de manera normal, sin mayores contingencias, con una positiva actitud de la ciudadanía y un destacable espíritu cívico, lo cual es valorable. De hecho, el censo fue valorado por 10 observadores internacionales, quienes destacaron la rápida reacción ante las complicaciones iniciales.

Si bien, el censo constituyó un hecho positivo, no se debe perder de vista que fue abreviado y por tanto, no especialmente complejo.

No obstante, sería recomendable avanzar hacia la realización de censos online o buscar otros mecanismos más eficientes. Un ejemplo de ello, son los censos que se han realizado en estos últimos años en otras partes del mundo, como en Estados Unidos en 2010, donde los hogares recibieron por correo un cuestionario, al igual que en el Reino Unido en 2010. Según han explicado expertos del Fondo de Población de la ONU, casi no quedan países donde se realice el censo en un único día. Por ello, es valorable el anuncio del gobierno de evaluar cuestionarios web para futuros censos.

Sin embargo, la jornada fue evidentemente opacada por la inaceptable situación en Temucuicui. Los legítimos esfuerzos que se han implementado a nivel político para reconocer a los pueblos indígenas -valiosos, pero aún insuficientes- no deben ser confundidos con un ánimo de favorecer posturas, que crean claras divisiones artificiales y conceden privilegios contrarios al ordenamiento legal. Si bien, desde el gobierno rechazaron su actitud, hubiese sido esperable una respuesta más firme y clara por parte de la autoridad.

Con todo, las futuras modificaciones para el censo, deben estar fundadas en argumentos técnicos de expertos y no en la improvisación, pues lo que está de por medio es la reputación estadística del país.