Así llegó a su fin el rally proselitista para la segunda vuelta de la elección presidencial de Chile, en la que el candidato de la conservadora Coalición por el Cambio, Sebastián Piñera, se medirá cara a cara con Eduardo Frei, el representante de la fuerza gobernante, la Concertación.

Para los comicios del próximo domingo, Piñera se presenta como favorito, aunque las últimas encuestas revelan que su contrincante de centro-izquierda habría acortado la distancia y hoy estarían separados por sólo 1,8% en la intención de voto.

La seguidilla de actos organizados por sus respectivos comités de campaña llevó a los candidatos en un viaje extenuante de norte a sur, con actos masivos en la capital, Santiago, pero también visitas a las distintas regiones.

"Le quiero decir a la clase media de nuestro país, esa clase media que ha estado tan abandonada y tan olvidada: van a tener un presidente amigo de la clase media", arengó Piñera en Pudahuel, al sudoeste de Santiago, un bastión tradicionalmente concertacionista al que fue a la caza de votos.

"Podemos haber cometido errores, pero nunca horrores y sabemos pedir perdón y corregirlos", afirmó por su parte Frei, en un acto en la capital en el que exhibió el apoyo del mundo de la cultura.

Cambio versus continuidad: las dos palabras repetidas hasta el acabose durante la campaña se escucharon también en las despedidas. Esta es una contienda entre un hombre de negocios que daría a Chile un viraje a la derecha por primera vez en 51 años y un ex presidente que se propone como el sucesor de la actual mandataria, Michelle Bachelet.

VOTOS "DE ORO"

Los dos candidatos, sin embargo, llegaron al final buscando lo mismo: los votos "huérfanos" de Marco Enríquez-Ominami (MEO), un joven diputado que desembarcó en la batalla presidencial como independiente y removió el avispero en un escenario electoral tradicionalmente bipartidista.

Aunque sacó el 20% de los sufragios en el intento, MEO quedó afuera en primera vuelta y los votantes "meoístas" se convirtieron en la presa más buscada por los dos finalistas.

"Los votantes de Marco Enríquez representan un grupo bastante heterogéneo y por tanto es difícil saber qué incidencia tendrá su pronunciamiento del miércoles, en el que el ex candidato indicó muy débilmente que se inclinaba por Frei", dijo a BBC Mundo el politólogo Robert Funk, del Instituto de Asuntos Públicos de la Universidad de Chile.

Para Frei, sin embargo, el tibio apoyo de su ex rival y los últimos sondeos - que revelaron que habría acortado la diferencia de 5 puntos a menos de 2- sirvieron de combustible para el tramo final.

"NO ANULES"

Y la cruzada de último minuto del hombre del oficialismo no incluyó sólo a los ex meoístas, sino también a los posibles votantes "nulos o blancos", a los que intentó convencer de la importancia del ejercicio cívico.

"Si anulas, tú eres nulo", repite el video de las filas concertacionistas para esta segunda fase de campaña.

Es que los votos anulados y el abstencionismo podrían ser males letales para el candidato oficialista: él, más que su rival, necesita que los chilenos vayan a votar. Tantos como sea posible.

"Esto es así porque esta elección se juega en los márgenes, con mínimas diferencias entre ambos. Un escenario de menos electores tendería a favorecer a Sebastián Piñera, precisamente porque tiene menos votos que conseguir respecto de la primera vuelta", señaló el analista Ascanio Cavallo a BBC Mundo.

"El voto nulo podría ciertamente dar más chances de triunfo a Piñera y ser leído como una señal de disconformidad, pero históricamente a los chilenos no les gusta desperdiciar su voto y nada indica que esta vez podrían aumentar significativamente los votos inválidos", coincidió Manuel Garretón, académico de la Universidad de Chile.

CONTROL DE VOTOS

Le quiero decir a la clase media de nuestro país, esa clase media que ha estado tan abandonada y tan olvidada: van a tener un presidente amigo de la clase media
Sebastián Piñera
Tampoco la historia permite predecir si la "decisión final" en tan reñida contienda hará que crezca el abstencionismo: en 1999 fueron más los que concurrieron a las urnas en el ballotage presidencial, mientras que en 2005 fueron menos.

"La decisión de voto está atada a lo que la gente perciba que está en juego, y en este caso no parece ser mucho, entre dos candidatos que sobre el final se mostraron algo parecidos y tuvieron un debate hasta amistoso", agregó Cavallo.

La segunda vuelta del próximo domingo se parece sorprendentemente a las otras dos que vivió Chile, marcadas por un final electrizante de apenas décimas de diferencia. Por 1,3% le ganó el socialista Ricardo Lagos al conservador Joaquín Lavín en 2000, y sólo 3 puntos más arañó la actual mandataria Bachelet ante el propio Piñera en la última elección, en 2005.

Por eso, las dos fuerzas en pugna han dispuesto un operativo de último momento para sumar apoderados o veedores el domingo en los centros de votación.

La estrategia incluye capacitación vía Youtube, captación de voluntarios en zonas especialmente favorables al contrincante, líneas 0800 con abogados que responderán dudas a los fiscalizadores de mesa, y una consigna compartida: cada voto cuenta para llegar a La Moneda.