Domingo en la mañana. Feliz, echado en la cama viendo series de 110 vallas y 400 planos de los Mundiales de atletismo en Londres. De repente comienza a inflamarse el whatsapp: "Guede se volvió loco, va a jugar sin delanteros contra O'Higgins". Acto seguido, una foto de la planilla oficial. Efectivamente, no había delanteros en la alineación. Las redes sociales explotan, se habla de un "nuevo invento de Guede", remitiéndose a unos cuantos experimentos fallidos en el torneo anterior. Al ver la formación, recordé el equipo que le paró Orlando Aravena a Argentina en la Copa América en 1989: cuatro defensas y seis volantes. Con Juan Covarrubias y Jaime Vera como supuestos delanteros. Chile no pateó al arco hasta que entró Juan Carlos Letelier. Pero ésa era una formación ultradefensiva pensada para sonsacarle el 0-0 a los argentinos, entonces campeones mundiales, de cualquier manera (igual ganó Argentina 1-0).

No tenía sentido. Guede podrá ser muchas cosas, y otras más, pero no es un entrenador que vaya a sacar un empate a Rancagua colgándose del travesaño, más como viene O'Higgins y con el detalle de que la U había ganado el viernes.

La verdad era más simple: Colo Colo no tenía delanteros. Vilches, lesionado; Salas, fracturado de la nariz; Morales, en la sub 20 y fuera del plantel; Paredes, cansado y contracturado, y Rivero, en conflicto con los dirigentes. Pudo meter a Paredes desde el inicio, pero el goleador venía muy baleado del partido con La Serena. Cuando lo puso en los últimos minutos, se notó lento, sin chispa, torpe con el balón. A los 37 años, después del intenso partido del miércoles, es obvio que Paredes no está para jugar dos partidos a la semana.

¿Qué hacer entonces? ¿Subir un juvenil y mandarlo a los leones? Las opciones eran pocas y optó por reordenarse con lo que tenía. Y de ellos ninguno era delantero neto: Valdivia quedó bien cerca del área, Valdés, libre, con pocas obligaciones de marca y al fin puso a Campos en su puesto natural, carrilero por la derecha. El rendimiento del ex Palestino fue muy bueno.

El partido fue raro, Colo Colo no generó demasiadas ocasiones de gol contra un rival que es una lágrima, pero lo ganó bien y supo sacar adelante una coyuntura difícil. Valdivia mostró todo lo que es: saca conejos del sombrero y arriesga expulsiones metiendo manotazos. No lo vamos a cambiar a esta altura.

A todo esto, es increíble que los jugadores de O'Higgins se equivoquen en el largo de los tapones en su propio estadio. Anduvieron a los porrazos todo el partido.

El otrosí son Paredes y Rivero. Está claro que a Efraín tienen que llevarlo con cuidado, porque la edad pesa, y el uruguayo no quiere jugar más en Colo Colo. Lo del domingo fue excepcional, el mismo Guede sabe que no lo puede ocupar todas las semanas. ¿Volverá Iván Morales? ¿Dará el tono Salas? Algo tendrá que inventar, porque el libro de pases se cerró el jueves pasado.