Señor director:

El primer año de gobierno de la Presidente Bachelet en materia indígena se puede resumir en dos palabras: consulta y demagogia.

Dentro de los 50 compromisos para los 100 primeros días estaba enviar un proyecto de ley que conferiría rango de ministro al director de la Corporación Nacional de Desarrollo Indígena (Conadi), y otro que crearía el Ministerio de Asuntos Indígenas. Además, anunciarían una agenda de desarrollo. Ninguno de ellos fue cumplido, dejando en evidencia la improvisación de los equipos programáticos de la entonces candidata presidencial.

Para salvar esta negligencia, tuvieron que realizar consultas indígenas que dejaron más temores que consensos. Hubo cuestionamientos por parte de organizaciones y líderes indígenas, alegando falta de transparencia, intervención de las autoridades en la designación de los delegados, ausencia de hablantes indígenas, falta de información, etc.

La zigzagueante política indígena de la Nueva Mayoría ha pasado de la expropiación del senador Tuma a la Ley de Cuotas indígena del diputado Chahin en lo que concierne a los partidos políticos, pero son los mismos que olvidaron la consulta en la reforma educacional y en el cambio al sistema electoral. 

La demagogia con que han tratado los distintos gobiernos la cuestión indígena, con políticos más preocupados de mantener y acrecentar su red clientelar que de alcanzar la paz, ha dificultado aún más cualquier entendimiento.

Necesitamos un acuerdo político que nos permita crear una democracia intercultural donde todos tengamos espacio. Eso es difícil con políticos que sólo vienen a la región a pasear.

Venancio Coñuepan

Director Ejecutivo

Fundación Chile Intercultural