La confianza del consumidor de Estados Unidos cayó inesperadamente en febrero desde un máximo en 11 años, en medio de preocupaciones sobre una desaceleración del crecimiento económico, lo que sugiere que una reciente debilidad en el gasto podría durar un tiempo.

El retroceso de la confianza tuvo lugar pese a un fuerte aumento del empleo en los últimos tres meses, de señales de aceleración en el incremento de los salarios y de precios más bajos de la gasolina, todos factores que los economistas esperaban que impulsaran al gasto del consumidor en los próximos meses.


"En la situación actual, el retroceso de la confianza, junto al declive en las ventas minoristas, apunta a un crecimiento más lento del gasto del consumidor en el primer trimestre", dijo Jennifer Lee, economista senior de BMO Capital Markets en Toronto.

La Universidad de Michigan dijo este viernes que su índice preliminar de confianza del consumidor bajó a 93,6 a comienzos de febrero frente a una lectura final de 98,1 en enero. Aún así, el índice se ubicó en su segundo nivel más alto desde enero de 2007.

Economistas esperaban que el índice de confianza se mantuviera estable en 98,1.

A comienzo de este mes, los hogares eran menos optimistas sobre las condiciones económicas actuales, así como sobre el panorama para los próximos seis meses.

El sondeo también mostró una caída significativa en las intenciones de las familias de comprar bienes duraderos manufacturados, mientras que los planes para adquirir automóviles no registraron mayores cambios.

El gasto del consumidor, que responde por más de dos tercios de la actividad económica en Estados Unidos, se debilitó en diciembre y enero, sorprendiendo a los economistas, que aguardaban que los precios más bajos de la gasolina y un mercado laboral relativamente sólido desataran una ola de gastos.