CERCA DE 300 médicos deberán dejar de atender en el sistema de salud pública luego de que reprobaran el examen de conocimientos de medicina (Eunacom), incumpliendo el requisito que estableció la ley N° 20.816, la cual fijó febrero de 2017 como plazo para aprobar dicho examen. Si bien no es sano posponer plazos ni pasar por alto lo prescrito en las leyes, sí cabría explorar formas más eficientes para atraer profesionales que el país necesita y asegurar un adecuado nivel de atención.

Si bien la gran mayoría de quienes aún no aprobaban el examen lo logró, alrededor de un 25% -en su mayoría médicos extranjeros- deberá salir del sistema, lo que generará problemas de atención en los consultorios públicos que a la recurrente falta de profesionales sumarán la imposibilidad de contratar a quienes no cumplan con este requisito. Los alcaldes deben atenerse a la ley y junto con el Ministerio de Salud (Minsal) deberán buscar los mecanismos para que esta situación no impacte negativamente a la población.

Con todo, el mecanismo de certificación puede ser perfeccionado. En ese sentido, es positivo que el Minsal y la OPS estén evaluando el test. La labor de los médicos tiene un impacto relevante -en ciertos casos irreversible- en los pacientes, por lo que medidas para asegurar la calidad de la atención son bienvenidas. Sin embargo, en otras profesiones este tipo de pruebas no son capaces de predecir quiénes terminan siendo mejores profesionales. El alto porcentaje de reprobación por parte de extranjeros, por ejemplo, puede estar sugiriendo ciertos sesgos en la medición.

Por otro lado, hay otras medidas que pueden ser útiles para equilibrar la necesidad de contar con un mayor número de médicos calificados. Por ejemplo, evitando evaluar a quienes ya han demostrado buen desempeño; asimismo, en el caso de los médicos extranjeros, la ley aprobada la semana pasada que exime del Eunacom a los médicos especialistas, autorizando a ciertas entidades para que certifiquen sus títulos, es un paso en la dirección correcta.