Señor director:

A propósito de los desafíos que enfrenta Felipe Kast al diseñar el nuevo Ministerio de Desarrollo Social, me parece necesario traer a colación el concepto de coproducción en la generación de valor público.

En los sistemas de producción de bienes públicos y preferentes, los usuarios adquieren principalmente productos y servicios del Estado mediante ciertos intercambios sociales.

En este sentido, el usuario recibe prestaciones en la medida que ejecute determinadas        conductas, lo que implica que la labor del usuario condiciona la producción del bien público o preferente de forma muy  relevante. Un ejemplo son las transferencias directas que pudiesen recibir las familias usuarias del ingreso ético familiar: las mismas quedarían condicionadas al hecho de que sus hijos se mantengan en el sistema escolar.

Lo anterior nos permite concluir que si las divisiones, los departamentos o servicios que implementan las políticas sociales desean lograr sus resultados intermedios -productos y servicios de buena calidad -y finales- generar valor público, deben reconocer el hecho que sin la adecuada contribución -coproducción- de sus usuarios lo anterior no será posible.

En consecuencia, el éxito o fracaso de la nueva política social del gobierno va estar  muy ligada a la forma en que se optimice los procesos para obtener esta coproducción, y en los incentivos sociales y económicos que se utilicen para gatillar la misma. Es decir, se está frente a un desafío que exige una gestión de mucha calidad a nivel intermedio y en la base operacional, que es justamente una de la mayores debilidades en el Estado chileno.

Rafael Pastor

Profesor asistente Magíster en Gestión y Políticas Públicas

Universidad de Chile