Poco antes de terminar su práctica en un diario neoyorquino, la simpática Erin conoce a Garrett, un tipo local con el que se embarcan en un romance. Cuando ella vuelve a San Francisco, ambos intentan mantener una difícil relación a distancia. El gran problema de esta comedia romántica no es que esté fundada en clichés o personajes de sitcom. Su verdadera cojera es que Erin es adorable, madura y de veras muy atractiva. El personaje de Garrett, en cambio, es un egoísta que implícitamente exige lo que la película también espera: que la chica renuncie a su proyecto de vida y se vuelva la mujer mantenida de rigor. Hay un par de buenos momentos (gentileza de Barrymore) y un final feliz que funciona. Sin embargo, la lectura de fondo es desoladora: la mujer debe elegir entre amor o carrera; y sólo el hombre puede tener las dos cosas.