El año 2005 se estrenó El descenso, un filme de terror original y con altas cuotas de violencia. Que se anunciara una segunda parte no hacía presagiar nada bueno, sobre todo si iba a caer en manos de un debutante. Pero, menos mal, el resultado refuta las expectativas. Retomamos al personaje de Sarah, la única sobreviviente del grupo de aventureras que practicaban espeleología en una excursión que acabó terriblemente mal. En un estado casi de amnesia y recuperándose en el hospital,  la policía invoca su ayuda para ir en busca de otros sobrevivientes. Pronto el grupo de rescatistas deberá vérselas con los pavorosos seres de las profundidades. Aunque la secuela no tenga los subtextos de infidelidad, traición y sexualidad de la cinta original, se las arregla bastante bien para asustar y abrumar con su atmósfera de encierro. A pesar de sus baches argumentales y de que a ratos uno se pregunte de la utilidad de una cinta que se limita a entregar más de lo mismo, hay que conceder que lo hace de una manera más que efectiva.