CON OCASION del reciente consistorio que convocó el Papa Francisco en la basílica de San Pedro para la creación de nuevos cardenales, surgieron en los medios algunos traspiés con la terminología que usa la Iglesia católica.

El lector Mauricio Arenas indica que La Tercera publicó el sábado 22 de febrero una información titulada: "Ezzati será nombrado hoy cardenal en Roma junto a 18 obispos", que contiene imprecisiones. Dice: "Abajo del título, leo: 'Arzobispo de Santiago es uno de los cinco latinoamericanos que serán ordenados por el Papa Francisco'. Y, en el texto, la autora insiste en '(...) la ordenación de Ezzati y de otros cardenales (...)". El lector agrega: "creo que tampoco corresponde dirigirse al nuevo cardenal como 'el alto prelado', y subraya que "en el amplio reportaje publicado el domingo 23, se repiten los errores tanto en la portada como en páginas interiores". Concluye que "si bien se comprende lo que ocurrió en el Vaticano, no estaría de más usar los términos eclesiásticos que corresponde".

En el consistorio ordinario público del 22 de febrero, el Papa anunció la creación de 19 cardenales, entre ellos, del arzobispo de Santiago, monseñor Ricardo Ezzati. El glosario de términos religiosos de la Conferencia Episcopal de Chile dice que los cardenales se crean y no se nombran ni se designan. Tampoco se ordenan.

Elegir a los cardenales le compete exclusivamente al Papa. Suele hacerlo entre miembros destacados del episcopado de diversos países y entre los eclesiásticos más distinguidos por sus conocimientos y servicios a la Iglesia. Los 19 cardenales creados el 22 de febrero por el Papa Francisco eran anteriormente obispos, pero también podrían haber sido sólo sacerdotes.

En cuanto a la referencia a alto prelado, la expresión ya está incorporada al lenguaje de uso diario como sinónimo de miembro de la alta jerarquía eclesiástica. Aunque el arquetipo del prelado es el obispo, cuya prelatura es la diócesis, estrictamente no es sinónimo de obispo, sino de un pastor a cargo de una prelatura. Los demás tipos de prelado, incluyendo a los abades regulares y a los superiores generales de comunidades religiosas, son derivados del modelo original, y reciben a veces las insignias episcopales, como el báculo, y la mitra para los abades mitrados.

Un cardenal, por ser tal, no tiene autoridad jerárquica en la diócesis, sino en cuanto arzobispo u obispo de ésta. Cardenal es una dignidad y no un cargo. En algunos medios se les suele llamar príncipes de la iglesia, pero también se les designa con los vocativos su eminencia, eminencia reverendísima o excelencia. Algunos cardenales -con la humildad propia de los días que corren en el Vaticano- prefieren que se les llame padre.

Cautela con el subjuntivo

El lector Sergio Figueroa indica que algunos periodistas y columnistas usan formas verbales que considera erróneas. Cita el empleo de los términos "asignaren" y "señalaren", y sostiene que -a su juicio- las formas correctas serían "asignaran" o "asignasen" y "señalara" o "señalase", respectivamente.

La Gramática de la Lengua Española (1994) destina un amplio espacio al modo subjuntivo y a su variedad de uso. Para obtener una respuesta autorizada, preferí golpear -digitalmente- a la puerta del departamento Español al Día de la RAE: "el futuro simple del modo subjuntivo enuncia un hecho como no acabado, y siempre contingente. Por ejemplo: 'Si acaso enviudares (...)', (cosa que puede suceder); o 'el inculpado que cayere bajo tu jurisdicción (...)', (que también puede ocurrir). El futuro imperfecto o simple del modo subjuntivo está casi en desuso, aunque aparece en refranes populares y frases hechas, como: 'venga de donde viniere' y 'donde estuvieres, haz lo que vieres'. Y, el futuro perfecto del subjuntivo, por ejemplo 'si no hubiere obtenido (...)', que expresa acción acabada, ha desaparecido del habla coloquial".