Pese a los atisbos de cierta recuperación, lo cierto es que el panorama general de la economía chilena sigue siendo preocupante. El crecimiento del periodo 2014-2017 promediará 1,8% -el más bajo desde mediados de los '80-, y la inversión anotará su cuarto descenso consecutivo, situación inédita desde que existen cifras comparables, acumulando una caída de 7,8% en el periodo.

Recientemente, el Banco Central publicó la última información sobre inversión extranjera en nuestro país. El informe revela que el segundo trimestre de 2017 se registró una desinversión de capitales extranjeros de US$ 313 millones (que incluye participaciones de capital, utilidades reinvertidas e instrumentos de deuda), el peor desempeño de inversión extranjera desde que existen cifras comparables (desde 2003). Con este resultado el año móvil terminado en el segundo trimestre de 2017 completó un monto de inversión extranjera por US$ 7.909 millones, el peor desempeño en una década y muy por debajo del máximo alcanzado en el año móvil terminado el primer trimestre del 2013, con un monto de US$ 33.436 millones.

Es lamentable la pérdida que ha tenido nuestro país como atractivo para la inversión extranjera. Además del fin del súper ciclo de inversión minera, una serie de políticas han afectado la confianza de inversionistas; entre ellas, las reformas tributaria y laboral, además de la derogación del DL 600, que diluyó el compromiso del Estado para garantizar las condiciones tributarias a la inversión extranjera. Urge, por lo mismo, reponer los incentivos que permitan recuperar la confianza.