Son poco más de 1.400 los médicos que necesita la red pública de salud para cerrar las brechas de especialistas, que son particularmente críticas en las regiones extremas del país. Anestesistas, médicos internistas, cirujanos y pediatras, son algunas de las materias más requeridas para mantener funcionando los pabellones quirúrgicos y resolver los problemas que afectan a los más de 13 millones de personas que se atienden en el sector público.

Según cifras del Ministerio de Salud, en el sector público faltan 442 internistas; 131 médicos generales; 125 pediatras y 83 especialistas en imágenes, entre otros.

Para revertir este escenario, la cartera sanitaria ha impulsado medidas como la coordinación de la entrega de becas de las universidades, con el fin de dirigirlas a las especialidades más ausentes. Asimismo, se han elevado los cupos de formación, que han pasado de 557 en 2009 a 700 el año pasado, con una modificación en la forma de otorgamiento, que incluye un contrato y altas multas para asegurarse que los médicos paguen su formación con años de trabajo.

También se han impulsado medidas para paliar la crisis con operativos médicos, como el que está ocurriendo hoy en Chiloé, con 25 profesionales -oftalmólogos, otorrinolaringólogos y tecnólogos médicos-, que se harán cargo de 800 pacientes que requieren diversas atenciones.

El ministro de Salud, Jaime Mañalich, encaró duramente a los anestesistas esta semana por la crisis que viven los hospitales por la falta de estos especialistas, que alcanza los 400 profesionales.

La actuación de los anestesiólogos en el sistema público -que, según las autoridades, está al borde de la legalidad-, consiste en reducir el horario funcionario en los hospitales, lo que genera brechas que son llenadas por sociedades profesionales de anestesistas -en algunos casos, los mismos que trabajan en el recinto-, pero cobrando un mayor precio.

El ministro calificó lo anterior como "carterización" y tildó a los especialistas como "una vergüenza para la profesión médica".

Según Mañalich, el mismo profesional que cobra $ 15 mil la hora como personal de planta, eleva su remuneración a $ 40 mil en horario vespertino, a través de la firma externa, pese a que utiliza los mismos pabellones, arsenalera, recursos e insumos del hospital.

ANESTESISTAS

La falta de profesionales en el área ha llevado a que hospitales en Santiago hayan debido externalizar hasta seis de cada 10 horas de anestesiólogos a empresas. Los recintos llegan a pagar por este servicio casi el doble de la remuneración de su personal contratado. Una razón de ello es también la diferencia tarifaria con el sector privado, que fácilmente duplica sus salarios.

En el Hospital San José se considera la situación como "crítica". El director del establecimiento, Raúl Vásquez, cuenta que de los 11 pabellones disponibles, sólo usan cinco por falta de estos profesionales. Añade que se contrató a una firma para cubrir las vacantes (formada por los mismos anestesistas del hospital) "pero es insuficiente". "Una empresa de anestesia lo mínimo que cobra son $ 35 mil y hay algunas, que piden hasta $ 50 mil por hora. Es decir, un médico que hace un turno de 24 horas puede llevarse fácilmente un millón 200 mil pesos al día", dice Vásquez. Si falta uno de estos profesionales la situación es grave: hace tres meses se ausentó uno de ellos y derivaron 25 partos a otro centro de salud.

Juan Manuel Toso, director del Servicio de Salud Metropolitano Sur, señala que deben derivar a firmas privadas la mitad de sus horas de anestesia. Añade que a este problema se suma la falta de interés por los cargos: en Buín aún se buscan seis de estos profesionales, pero sólo se han llenado dos cupos. Por ello, en el servicio se debe pagar un 50% más por esas prestaciones a personal externo.

En el Hospital Sótero del Río, 24 médicos deberían cubrir los turnos de anestesiólogos, pero sólo ocho son de planta, el resto está externalizado. En cuanto a los 21 pabellones, 10 funcionan con profesionales de estas empresas. "El 60% de la actividad de anestesiólogos está externalizado y ha sido la única forma para mantener la actividad quirúrgica", dice el director, Ignacio García Huidobro, quien agrega que este año tres anestesistas becados que prefirieron pagar una multa de casi $ 50 millones y renunciar a ejercer en el recinto. "Los directores estamos un poco de rodillas ante el poder que ejercen", dice.

Fernando Benavente, director del Servicio de Salud Metropolitano Central, ratifica que se paga el doble a las firmas externas: la tarifa es de $ 20 mil por hora a un contratado y $ 39 mil a los profesionales del sector privado.