A propósito de la próxima invitación de personas al gobierno, para asumir cargos de alta importancia, incluyendo ministros de Estado, intendentes, gobernadores y autoridades superiores en algunos servicios públicos, se han intercambiado opiniones interesantes.

Un aspecto de la discusión es si traer personas con mayores habilidades "técnicas" o "políticas" al gobierno. No corresponde minimizar la importancia de incorporar a quienes por personalidad, estilo y actitud inclusiva pueden ejercer con ventajas un cierto cargo.

Pero la centroderecha no debe perder de vista lo esencial tras su muy contundente triunfo electoral reciente. Lo más importante a su favor fue que la población percibió que su candidatura era la que daría continuidad al enfoque exitoso tras los años de Concertación y del primer gobierno de Sebastián Piñera, mientras, al frente, había una izquierda estatista que quería refundar el "modelo" económico social chileno.

Para seguir siendo vista por el país como garantía de progreso, la centroderecha deberá preservar, fortalecer, restaurar o introducir, aquellas instituciones que permitan crecer más, recaudar más impuestos y concretar en forma más efectiva el apoyo solidario a quienes lo requieren. Esto demanda conocimientos, talentos y experiencias muy concretas en las posiciones más relevantes en el gobierno.

En otra dimensión de la discusión, parece haber cierta coincidencia en que es inconveniente recurrir a quienes ejercen cargos de elección popular, sea como alcaldes o como parlamentarios. La partida de estos personeros a un cargo de gobierno resulta frustrante para quienes votaron por ellos y deben resignarse a un reemplazante que no necesariamente va a ser considerado un buen sustituto. En el caso de autoridades recién elegidas se agrega en el votante la sospecha de haber sido "utilizado" para elegir a alguien que siempre supo que se desempeñaría en otra función, y que solo aseguraba un cupo para otra persona de su entorno político. En todo caso, se comprende que, por la gran importancia para el país del buen manejo del sector en cuestión, y en casos excepcionales, puede estar justificado que se recurra a quien ocupa un cargo de elección popular.

De momento la centroderecha goza de un espacio político ampliado, debido a la izquierdización de la Nueva Mayoría y al surgimiento del Frente Amplio. En lo relativo al potencial del país para generar bienestar, sin embargo, aún con buenas condiciones externas, el gobierno entrante hereda serias limitaciones introducidas por el actual gobierno, como aquellas en el campo laboral y educacional, que no extingue el solo paso del tiempo, y que hacen necesario un enfoque refundacional al menos en determinados sectores.

Todo esto es muy relevante al momento de ponderar las fortalezas de quienes podrían ser invitados a tomar altas responsabilidades en el gobierno que va a iniciarse. Si lo que va a estar en juego es que coalición política representa mejor las posibilidades de progreso para la población, lo más importante es asegurar, en cada sector, que los determinantes claves del buen desempeño en esa área sean bien comprendidos y asegurados por quien está a cargo de la gestión, además de sus talentos "políticos".