Señor director

La inauguración de la moderna línea 6 nos alegra y enorgullece. Este hito habla bien de la empresa, pues se ha ajustado a los plazos y presupuestos originales. También habla bien del país, pues trascendió tres administraciones. Y la atractiva afluencia que observamos estos días habla bien de la capacidad de planificación y evaluación de proyectos de los organismos del Estado.

La línea 6 plantea también desafíos. Para ser sustentable, nuestra ciudad requiere un sistema de transporte alternativo al automóvil que sea conveniente para los viajeros, lo que exige ser capaces de combinar Metro, buses y bicicletas en forma eficiente. Para ellos es  imprescindible invertir  en infraestructura de calidad para bicicletas, buses y peatones. El espacio que estos modos necesitan se debe tomar desde las pistas para autos; no podemos engañarnos. Las inversiones de las décadas pasadas han sido extremadamente tímidas pues procuran mantener o mejorar las condiciones del automóvil. Esto es un error pues, además, exige ensanchar vías deteriorando la calidad del espacio público urbano.

Otro desafío se refiere al uso del suelo, que debe planificarse en conjunto con el sistema de transporte. La línea 6 sería más eficiente si tuviese flujos en ambos sentidos y no solo para llevar residentes del poniente a trabajar en Las Condes. En esto la fragmentación de nuestra gobernanza por comunas ha dificultado gobernar la ciudad. Santiago necesita nuevos centros urbanos atractores de viajes. Las oficinas se siguen instalando cada vez más hacia el oriente, forzando viajes cada vez más largos y un transporte cada vez más caro.

Juan Carlos Muñoz

Director Centro de Desarrollo Urbano Sustentable, Cedeus