Es interesante revisar diarios "viejos", se encuentran datos reveladores, eso obliga a los periodistas que los escribieron a estar atentos en el devenir de los días.

La Tercera publicó el 19 de septiembre sobre el alcalde Cristián Labbé, "que el martes o miércoles de la próxima semana evalúa proceder al desalojo de los cinco establecimientos tomados" en Providencia, "porque tenemos que volver a la normalidad", dijo

El miércoles 28 de septiembre, Carabineros procedió a desalojar los liceos Victorino Lastarria y Carmela Carvajal.

Cuando al día subsiguiente llegaron los escolares al Lastarria se encontraron con un contingente policial, y como algunos de ellos optaron por retomar el establecimiento, Carabineros los expulsó. Según la crónica de La Tercera, hubo "enfrentamiento" y los alumnos "denunciaron que policías ingresaron a las salas de manera violenta y que allí usaron bombas lacrimógenas".

Ante esa versión, Mauricio Avila escribe: "Acudo al defensor del lector para advertirle de un serio error, en el mejor de los casos, o una mentira, en el peor. En la edición del  24 de septiembre se entregan detalles de lo ocurrido en el Liceo José Victorino Lastarria, que finalizó con las declaraciones del alcalde Labbé que tanta repercusión tuvieron toda la semana".

Luego agrega: "En la nota firmada por tres periodistas" se aseveró que 'se produjo un enfrentamiento con Carabineros. Los uniformados usaron el carro lanzagua y gases lacrimógenos...'".

El lector reclama "porque hay sobrada evidencia en videos y fotografías, en otros medios, de que no hubo ningún enfrentamiento" y de que "los estudiantes, en la escalera de entrada de su colegio, estaban saltando y cantando cuando comenzó la acción del carro lanzagua". Afirma que "no hay ningún registro del supuesto enfrentamiento. Es más, en el relato de La Tercera se comete otro error, al indicar que se usaron bombas lacrimógenas. Carabineros lanzó agua con químicos, lo que también ha sido  apuntado por otros medios. O sea, o ninguno de los tres redactores estuvo presente, o simplemente se faltó a la verdad o se intentó 'adornar' la crónica dándole más dramatismo con la palabra 'enfrentamiento'", porque no lo hubo, afirma.

Comenta que "esta situación molesta a la comunidad del liceo, de la cual soy parte, porque uno de mis hijos estudia ahí. Los jóvenes intentaron tomarse el colegio, sí, eso es verdad, pero indigna que un medio de comunicación tan prestigioso no cumpla el mínimo estándar de hacer un relato que se ajuste a la verdad. Lamentablemente, este error/mentira/exageración arrastró consigo a quien armó la portada del diario, porque el título de la foto principal de esa misma edición fue: "Incidentes en Providencia terminan con cierre de liceos", y la lectura apunta: "...Hubo enfrentamientos con carabineros ahí apostados, por orden del alcalde Labbé". Y concluye el lector: "Sí, al menos eso sí era verdad, la orden fue del alcalde Labbé".

Consultado el editor de Nacional, informa que "efectivamente, como se dice en el artículo, Carabineros utilizó el carro lanzagua, el que incluía el químico en su chorro. De hecho, como también se menciona, el ambiente en el lugar concentraba un fuerte olor a disuasivos químicos".

En tanto, agrega el editor, respecto del párrafo donde se dice que hubo utilización de bombas lacrimógenas, éste da cuenta que es versión de los escolares: "Los alumnos denunciaron que policías ingresaron a las salas de manera violenta y que allí usaron bombas lacrimógenas". Los mismos afectados le expresaron al periodista que en el intento de desalojar el recinto se produjeron forcejeos, que ocurrieron en el interior, por lo que no pudieron ser apreciados desde el exterior, donde se encontraba el periodista de La Tercera. La redacción del párrafo en cuestión, lamentablemente, no deja lo suficientemente claro que la versión corresponde a los alumnos".

La discusión se centra en si hubo o no enfrentamiento, en otras palabras, si los escolares atacaron a los uniformados o repelieron la acción policial.

Los incidentes de esta naturaleza son confusos, lo que puede inducir a errores o a versiones encontradas. Salvador de Madariaga, en su obra Ramillete de errores, prueba cómo un hecho, visto y relatado por diferentes personas, es contradictorio. Por eso, las presunciones y los calificativos del lector en cuanto a que hubo intencionalidad en la historia cuestionada son inapropiados.

Siempre lo óptimo es que los periodistas sean testigos de los acontecimientos y entreguen lo que observan ajustado a la realidad. En caso contrario, e incluso en toda situación, es determinante recoger puntos de vista de distintos actores, en este caso no sólo de los alumnos, pues se echa de menos la versión de los profesores, de los padres y de los carabineros, además de terceros no comprometidos. Si no hay espacio para difundir todo el material recogido, lo que se tiene entre manos trasunta en el texto definitivo.

Las crónicas firmadas por varios periodistas no permiten identificar quién o quiénes entregan una determinada versión. En este episodio, como el relato acumula otras materias atingentes, no queda en evidencia qué reportero estuvo en el lugar de los hechos. Al fin de cuentas, todos quedan con el sambenito o descrédito de una acción deficiente. Eso sí, gracias a  las imágenes publicadas se prueba que se estuvo allí.