Un aspecto que ha llamado la atención es el enorme desconocimiento acerca de la elección de consejeros regionales (Cores). Éstos comenzaron a ser elegidos por voto popular en 2013, y ya ese año un estudio que realizó este medio reveló que un 56% de los votantes no sabía cuál era su función. Otro estudio reciente muestra que este porcentaje prácticamente no ha variado. El cuadro se ve agravado debido a que postulan más de 1.600 candidatos -en algunas regiones la papeleta contendrá casi un centenar de nombres-, la mayoría de ellos desconocidos para el común de los electores.

Hasta antes de esa reforma, los consejeros regionales eran elegidos indirectamente por los concejales; el objetivo de hacerlo a través del voto popular fue avanzar en transparencia y fomentar la descentralización. La total irrelevancia en que parece haber caído su elección es un grave retroceso para nuestra democracia, en lo cual cabe una importante responsabilidad a los propios partidos políticos -que no han hecho ningún esfuerzo para visibilizar a sus candidatos- como también al gobierno, que no ha impulsado ninguna campaña para estimular un mayor conocimiento de sus funciones como tampoco un voto más informado.

Con todo, sería esperable que se discutiera un ajuste a la forma como han quedado calendarizadas las elecciones de consejeros regionales, municipales, parlamentarias y presidenciales. Parece más óptimo unir las dos primeras, por su carácter más local, con el fin de evitar la distracción que implica que se realicen junto con las presidenciales.