EL ARTEFACTO explosivo que detonó en la madrugada del lunes frente a la sede de la UDI, en la comuna de Providencia, ha vuelto a generar preocupación por la posibilidad de que ciertos grupos radicalizados se pudieran estar reactivando. Aun cuando no hay plena certeza de que se trate de un ataque dirigido al partido, o contenga alguna motivación ideológica -los primeros antecedentes indican que no se encontraron panfletos u otras alusiones que permitan atribuir la autoría-, el tipo de artefacto es muy similar a otros que anteriormente han detonado en la capital, atribuidos principalmente a grupos anarquistas, lo que debe ser motivo de atención.

Es positivo que se haya abierto una investigación del caso, para así determinar si es que detrás de esta acción existió la intención de amedrentar o hay algún tipo de conexión con atentados anteriores. El que recientemente se haya atentado en contra del presidente de Codelco justifica que se indague en profundidad la naturaleza de estos actos, en particular porque normalmente se trata de pequeños grupos, difíciles de identificar, pero ciertamente bien organizados y con el potencial de hacer daño.

Los atentados explosivos fueron muy recurrentes hace un tiempo en la capital, aunque muy pocos de los responsables han logrado ser llevados ante la justicia. Se aproximan circunstancias en que resultará indispensable que el Ministerio del Interior y las policías redoblen la vigilancia; en particular por el inicio del juicio oral en contra de los que aparecen como responsables del bombazo en el subcentro de la estación Escuela Militar del Metro de Santiago, hecho ocurrido en 2014. Por ahora no hay antecedentes que permitan vincular esta circunstancia con la explosión del lunes en la madrugada, pero dado que se reactivará un caso que por su naturaleza provoca tensión, es necesario que la autoridad permanezca vigilante.