Su imagen recorrió el mundo y -en plena era de las redes sociales- la secuencia quedará convertida en un meme: el ex oficial bosnio croata Slobodan Praljak se suicidó ayer en La Haya tras consumir un frasco de veneno, decisión que tomó ante todas las cámaras presentes en el Tribunal tras confirmársele una condena de 20 años de presidio. "El general Praljak no es criminal de guerra y rechazo con desprecio ese veredicto", dijo antes de consumir el brebaje letal.

criminal

El Tribunal Penal Internacional para la Antigua Yugoslavia (TPIY) en La Haya determinó que Praljak y otros cinco ex militares y políticos bosnio croatas "fueron participantes clave en una estrategia criminal conjunta para hacer una limpieza étnica de los bosnios musulmanes". Los crímenes ocurrieron en la ciudad de Mostar durante la guerra de Bosnia, entre 1992 y 1995. Así, las opciones se reducían a cumplir las dos décadas en la cárcel o evitarla con su muerte. Eligió esta última.

Y aunque la historia lo recordará como el criminal de guerra que se envenenó para esquivar la prisión, mucho antes de convertirse en uno de los oficiales fuertes del ejército bosnio croata durante la guerra de Bosnia tuvo otras labores alejadas del mundo militar.

Entre las décadas de 1970 y 1980, Praljak desarrolló una multiplicidad de actividades. Graduado como ingeniero eléctrico, enseñó filosofía y sociología, trabajó como director de teatro, y produjo documentales y películas para la televisión. 

En este período, dirigió el programa de televisión "Jegulje putuju u Sargasko" (1979) y los documentales "Zandzak" y "Duhan", ambos estrenados en 1990. Eso sí, su obra artística cumbre fue como cineasta, cuando dirigió la película "El retorno de Katarina Kozul" (Povratak Katarine Kozul), que se estrenó en 1989.

El argumento del film según IMDB: Después de la muerte de su marido en Alemania, una atractiva joven viuda deja su pueblo natal en Herzegovina para trabajar en el extranjero. Allí comienza una aventura amorosa con un trabajador italiana que no tiene éxito. Sin embargo, queda embarazada, pero se hace un aborto, que es seguido por otro golpe: su padrino Luka le roba el dinero que ganó con esfuerzo.

Esta veta artística fue interrumpida cuando en 1991 se integró a las Fuerzas Armadas de Croacia. Y una vez que dejó el uniforme militar, invirtió en algunos negocios, que incluyeron un hotel, edificios de oficinas y un restaurante en Zagreb hasta antes de entregarse a los tribunales de La Haya en 2004. En 2013 se lo había sentenciado a los 20 años que le fueron confirmados ayer y que ya no podrá cumplir.