El martes recién pasado se entregaron más de $ 4 mil millones para financiar las próximas películas del cine chileno, y entre las buenas noticias hubo un premio de 180 millones para un largometraje animado. También se privilegió a las óperas primas como nunca, pero como suele suceder en estos casos el nivel de descontento entre los que no recibieron nada fue altísimo. Quizás más que en otros años.

El caso más evidente es el de Alejandro Fernández Almendras, cuya cinta Matar a un hombre fue propuesta el año pasado para el Oscar y quien este año no obtuvo fondos para posproducción de su filme Aquí no ha pasado nada. Inspirado en el caso del hijo del senador Carlos Larraín, el trabajo quedó en lista de espera, lejos de otros proyectos beneficiados, como Desaparecidas, de Jorge Olguín, con  134 millones, o La mirada incendiada, de Tatiana Gaviola, que obtuvo 139 millones.

El caso de Gaviola fue especialmente comentado, porque la cineasta trabaja como asesora de la Presidencia y obtuvo $ 139 millones para el filme La mirada incendiada. Aunque desde el Consejo Audiovisual explicaron que no hay inhabiliación legal para que una funcionaria de gobierno postule a dineros públicos  y que tal prohibición sólo se aplica a empleados del Consejo, la discusión quedó planteada.

“Para mí el problema central es el jurado. Hay algunos miembros que son impresentables. Es el caso de Alfredo Rates, presidente del jurado, quien es un vergüenza como cineasta y no hace una película desde La niña en la palomera, de 1991 . Es como si en el Museo de Bellas Artes pusieran a alguien que raya un muro como curador permanente”, dice Fernández.

También quedaron fuera de la entrega de fondos Cristián Jiménez y Alicia Scherson, quienes buscaban recursos para su recién filmada Vida de familia, basada en un relato de Alejandro Zambra.  “Sería bueno si todos los años hubiese al menos un jurado que inspire respeto a todos por su trayectoria. Por ejemplo, el 2010 el jurado lo presidía Carmen Castillo (Calle  Santa Fe) que cumplía ese criterio”, dice Cristián Jiménez.

Para Alicia Scherson el tema tiene ciertos matices. “Es difícil conformar un jurado: deben cumplir los requisitos de no haber trabajado en los recientes años, de no tener ninguna relación con nadie, etc. No es llegar y colocar a los realizadores del momento pues hay muchas inhabilitaciones”, dice. “Creo que en el fondo se deberían subdividir los fondos: una cantidad para óperas primas, otra para consagrados, etc”.

Desde del Fondo Audiovisual, su secretario Martín Roríguez responde: “Este es primordialmente un concurso donde lo que se evalúa es la integralidad de proyectos y no solamente trayectorias profesionales. Aún así se  está considerando incorporar en el concurso 2017 a  subcategorías relacionadas con la trayectoria y experiencia de los concursantes”.