EL ANUNCIO de la visita del papa Francisco a Chile (papa con minúscula inicial, según la Ortografía de la Academia de la Lengua), en enero próximo, ocupó varias páginas de La Tercera, con reportajes de periodistas locales y muchas noticias de agencias internacionales y fuentes vaticanas. El lector Werner García B. señala que "tratándose de un tema de fe religiosa, ¿qué garantía hay de que los redactores sean creyentes?".

La misma pregunta podría operar con la información política. ¿Es necesario que el periodista sea militante de un partido para informar bien sobre los acontecimientos relacionados con éste? Desde luego, no es así. Tampoco ocurre con las noticias religiosas.

Un periodista debe informar siempre con ecuanimidad y respeto, tanto sobre religión como sobre política, ideologías o creencias de todo tipo, porque su tarea está por encima de esas divisiones y al servicio de todos sus lectores, sin excepción. En su libro El zumbido y el moscardón, el profesor colombiano Javier Darío Restrepo, consultor en temas éticos, indica que "el periodista debe mantener una distancia para observar críticamente el conjunto. (...) Eso hace que él y sus textos tengan un alcance universal". Esa imperiosa distancia marca, también, una clara diferencia entre información periodística y propaganda.

Sin distracciones

La lectora M. Cristina Benavente R. escribe: "una vez más un título me niega (¿o me 'nega'?) una lectura del diario centrada solo en la noticia. Me informo (el lunes 26 de junio, en página 14) de las inundaciones provocadas por el último temporal, pero el título 'Sistema frontal afecta a regiones, anega casas e inunda calles' me distrae de lo principal. Como a veces ocurre que la Academia de la Lengua nos sorprende, me gustaría saber si el título está bien, y si se puede decir que el agua anega en lugar de 'aniega'. ¿Es correcto?".

El título del diario está bien: anega. El verbo anegar se conjuga como pagar, mitigar o madrugar, entre muchos otros. El tiempo presente del modo indicativo es: yo anego, tú anegas, él anega, nosotros anegamos, vosotros anegáis y ellos anegan. Anegar no debe distraerla en su lectura...

El atleta se rebeló...

En una entrevista al atleta Víctor Aravena (sábado 1 de julio), La Tercera titula: "Nunca he buscado echarme plata al bolsillo". En la primera bajada del título, el autor de la nota escribe: "El único chileno con oro en el Sudamericano de Atletismo, que se llevó a cabo en Paraguay, se revela. A un mes del Mundial de Londres, no sabe si viajará". La lectora Carla Aguilera pregunta "¿Se revela el fondista o, tal vez, se rebela?".

Claramente, el fondista se rebela, porque rebelarse -con be- significa "resistirse contra la obediencia debida". Por ejemplo, "los alumnos se rebelaron contra sus profesores". También puede significar "oponerse a alguna cosa". Así, por ejemplo, "me he rebelado contra el estudio". En cambio, revelarse -con uve- "manifiesta la posesión de un sentimiento o pensamiento oculto, desconocido hasta el momento". Tiene varios sinónimos, como confesar, declarar, descubrir, desvelar, delatar o avisar.

En todo caso, el fondista Víctor Aravena se rebela, y lo que quiere saber es si podrá competir en el Mundial de Londres.