Todo partió con una llama de nombre Kiwala que un día quiso conocer el mar. Al mismo tiempo que ella bajaba de su pueblo en Los Andes para viajar junto a sus amigos, un cóndor, un puma y una serpiente, otra travesía se iniciaba. Era la de la antropóloga Ana María Pavez y la siquiatra Constanza Recart, quienes, en 2002, fundaron la editorial Amanuta, con el fin de crear libros ilustrados para niños.

Era un mercado difícil de abordar, pero ellas marcaron la diferencia con historias que rescatarían los mitos locales, las tradiciones indígenas y la historia de Chile. Kiwala conoce el mar fue su primer título. Ellas mismas escribieron el argumento y para los dibujos invitaron a Paloma Valdivia, en ese entonces estudiante de diseño en la U. Católica. Fue un éxito. Ese mismo año ganaron un premio en la Bienal de Ilustración de Bratislava y comenzaron la colección Kiwala, protagonizada por la llama precolombina. "Cuando empezamos, se hacían pocos libros ilustrados en Chile. Nos hemos tenido que ir ganando de a poco el espacio y todavía cuesta", dice Ana María Pavez.

Hoy, Amanuta es una de las editoriales infantiles más importantes del país, con libros de cuidada factura y con precios entre los $ 6.000 y $ 10.000. Ya van 70 títulos. Las cifras no son explosivas pero el alcance es amplio. El Ministerio de Educación ha incluido varios de sus libros en la compra anual de las bibliotecas escolares CRA. En 2011 compró entre 1. 500 ejemplares por cada uno de los 20 títulos escogidos. Y este año el Consejo de la Cultura adquirió 900 libros (poemas ilustrados de Mistral, Teillier y Neruda) para su programa de literatura nacional.

Para celebrar su primera década, Amanuta lanza nuevos libros: poemas de Nicanor Parra y Vicente Huidobro ilustrados por Isabel Hojas y Alberto Montt, respectivamente, y las versiones de Gabriela Mistral de cuentos clásicos de Charles Perrault y los hermanos Grimm. Estos últimos son exhibidos en galería Plop! a través de las ilustraciones que hicieron Paloma Valdivia, Carmen Cardemil, Carles Ballesteros y Bernardita Ojeda. "Mistral es muy respetuosa con los originales, pero a la vez su poesía está llena de matices, es compleja y puntuda. Para mí fue un gran desafío", dice Ojeda, quien ilustra Cenicienta.

A inicios de la década, Amanuta se convirtió en semillero de ilustradores jóvenes como Francisco Olea ( Lautaro) o Raquel Echenique, que estuvo tras Darwin, un viaje al fin del mundo. Ellos y otros 14 dibujantes exhibirán sus trabajos desde el 5 de diciembre en la muestra Líbrame de galería Espora, del barrio Bellavista. Con el tiempo, además, Pavez y Recart invitaron a historiadores, filósofos y periodistas para que se hicieran cargo de los textos. "Buscamos expertos que aporten detalles desconocidos y hacer una lectura más entretenida", dice Pavez. Así, han nacido títulos como Pedro de Valdivia, fundador de Chile del abogado Miguel Donoso o El viaje de Colón de la historiadora Olaya Sanfuentes.

Tras 10 años, Amanuta está consolidada en Chile, pero los desafíos son varios. "Queremos internacionalizarnos, pero con títulos tan locales es difícil. El reto es tocar ahora temas universales", dice Pavez, quien participa en la Feria del Libro de Guadalajara. Algo así hicieron con Sabores de América, libro sobre comida que fue comprado por una editorial alemana. Mientras que México adquirió la licencia de Gabriela, la poeta viajera. Tras los dibujos estuvo Isabel Hojas, la misma que ahora ilustra los poemas de Parra. "Creo que un desafío importante es hacer libros desligados de lo escolar. Que hagan de la lectura, verbal y visual, una experiencia de los sentidos, que haga reflexionar a los lectores, pero por sobre todo, que les regale un buen momento, porque así la relación con los libros se hace perdurable", dice la ilustradora.