La China Cup es una oportunidad, con todas sus letras, para Eduardo Vargas. El de Renca tiene una opción extraordinaria para aumentar su registro goleador en la selección nacional, y, además, para mostrarse internacionalmente en su intento por salir de Hoffenheim.

Y empezó bien. Muy movedizo desde el centro del ataque hacia los costados, Turboman habilitó a César Pinares para concretar el 1-0 de Chile. Sin embargo, ya se notaban algunos rasgos de excesivo individualismo, sobre todo en los últimos metros.

Edu encontró en el portero Livakovic un rival casi imposible. Primero en el minuto 36' despejó con el pie una definición cruzada del ariete, quien optó por esa vía en vez de habilitar a Fuenzalida.

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Pero lo peor vino en el segundo tiempo. En el minuto 71' y en el 73', Vargas desperdició chances para liquidar el pleito de manera consecutiva ante Livakovic. El la última, Edu no habilitó a Álvaro Ramos, y después de eso vino el empate de Croacia.

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Participativo, activo y preciso en la tanda de penales. Pero a Vargas se le pide gol, y más si necesita mostrarse al estar cortado en Hoffenheim. En 2016, aparte de los seis que anotó en la Copa Centenario, solo le marcó a Uruguay por la Roja y anotó solo un gol en Bundesliga.  Ante Croacia quedó en deuda. Todavía tiene una final para reivindicarse.