El "bolívar fuerte", sustituto del "bolívar", fue introducido en 2008 en el marco de un plan de reconversión con el que el gobierno esperaba frenar la inflación. El bolívar a secas perdió tres ceros y el país comenzó a hacer transacciones con nuevos billetes y monedas.

Según algunos analistas, se encontraba contra las cuerdas casi desde su nacimiento. Critican que, por tratarse de una medida aislada, no fue más que un "costoso disfraz", una "apariencia de estar haciendo algo", según le dijo a BBC Mundo el profesor de la Universidad Católica Andrés Bello, Ronald Balza.

Para su creador, Rodrigo Cabezas (quien primero propuso la medida como presidente de la comisión de Finanzas en 2006 y después la hizo realidad siendo ministro de Finanzas en 2008), "hubo algún ahorro en relación a tiempo y gasto de oficina importante".

"Ahora, su objetivo principal está diferido", admitió Cabezas – hoy miembro de la Dirección Nacional del Partido Socialista Unido de Venezuela -- en conversación con BBC Mundo.

PROYECCIONES Y REALIDAD

"El Banco Central y el gobierno deberán coordinar un conjunto de políticas sectoriales que acompañen la reforma monetaria. Que nos permita entonces cumplir la meta de que en 2008 tengamos una inflación de 3%", dijo Cabezas en 2006, cuando era diputado en la Asamblea Nacional.

Tal como ocurrieron las cosas, la inflación en 2008 cerró cercana a 30% y en 2009 computó 25%, de acuerdo a cifras oficiales.

"Esa reconversión se convirtió en sal y agua, pero no es ninguna sorpresa. Se había tomado en un país que estaba cayendo en medio de un ambiente hostil a la propiedad privada, donde la producción no podría sino debilitarse y contando con que el petróleo no iba a caer", señaló Balza.

"El punto es: la lección, la experiencia vivida en estos dos años, es que (la reconversión) debe estar acompañada con una integralidad en la política económica y por tanto, la política fiscal, la política cambiaria, monetaria, la destinada a la economía real, deben actuar en una misma dirección", afirmó, por su parte, Rodrigo Cabezas.

"Ahí tuvimos desfases y se produjo el hecho concreto de una inflación que, aún cuando moderada, evitó el fortalecimiento real de la moneda", añadió el ex titular de Finanzas.

Para Balza, el resultado era de esperarse desde el principio. En su opinión el Banco Central de Venezuela le dio "su aval a algo que era costoso e inútil y en alguna medida engañoso".

¿EL REGRESO?

Según el profesor de la UCAB, los efectos de la devaluación se van a sentir en el mediano y largo plazo, en vista de los muchos ingredientes que se suman a la ecuación en 2009, por su condición de año electoral.

Esto significa que el gobierno va a aumentar el gasto público, lo cual va a poner a circular más dinero en la calle; a la vez esto añadirá a la presión sobre una oferta mermada y restringida por controles de precios. Su predicción: un panorama de escasez.

En cambio, Rodrigo Cabezas opina que las medidas del viernes pasado constituyen una "corrección macroeconómicamente adecuada".

"Lo que tenemos que lograr es que el equilibrio cambiario que intentamos alcanzar en un contexto de recuperación de los precios del barril petrolero y una política fiscal responsable podamos hacer retroceder el movimiento de los precios en Venezuela", señaló.

Desde su punto de vista, "hemos entrado en una especie de paréntesis para recuperar la senda de crecimiento económico, la senda del crecimiento, la estabilidad cambiaria y monetaria, y podamos plantearnos la posibilidad de volver a apreciar nuestro tipo cambiario".