Siempre se dice que la experiencia laboral es la base para desarrollar un buen proyecto y consagrarse como un emprendedor exitoso. En segundo lugar, está la perseverancia y, en tercero, las ganas. Finalmente, todo esto se puede resumir en un par de palabras: muchos años.

Pero, al parecer, esto dejó de ser una regla. O, al menos, así lo están demostrando los escolares del país, quienes paulatinamente han ido incorporando el emprendimiento como una materia más de estudio, pues va más allá de construir una exitosa empresa.

“No toda la educación tiene que ser educación frontal de un profesor enseñando, se pueden generar esquemas de enseñanzas, en formatos de talleres en que los alumnos trabajen en equipos para realizar proyectos e interacción. Este tipo de educación es clave para potenciar habilidades que tienen que ver con el emprendimiento, con el desarrollo de competencias genéricas, que son adecuadas para dicho mundo y la innovación. En la educación básica y media, uno debería enfatizar ese tipo de formación”, explica Eduardo Bitran, vicepresidente ejecutivo de Corfo.

La incorporación de este concepto en las salas de clases es un tema que lentamente ha ido tomando fuerza en el país, en donde cada vez son más las iniciativas e instituciones que buscan unir estos dos mundos.

Sembrando talento

Innovacien es una fundación que fomenta la creatividad, la innovación y el emprendimiento en el sistema escolar desde 2012. Lo que hacen, en concreto, es realizar un entrenamiento y acompañamiento a docentes y estudiantes en la generación y desarrollo de proyectos innovadores, potenciando especialmente las habilidades sociales de los jóvenes, como el trabajo en equipo, el liderazgo y la tolerancia al fracaso, entre otras.

“Creemos que los jóvenes con las herramientas necesarias pueden hacer grandes cosas (...) El emprendimiento, al final, es como una actitud de vida, no es sólo construir un negocio. Tiene que ver con ser capaz de buscar oportunidades, de correr riesgos y de trabajar con otros en conjunto.  Esto es muy valorable y se debería incluir más en los colegios”, asegura Carolina Rivera, directora de Innovacien.

A la fecha, la fundación ha trabajado con más de 100 colegios y se encuentra ejecutando una nueva iniciativa que incluirá a establecimientos educacionales de la Región Metropolitana, la IV y de la VI regiones del país. “Nuestra finalidad no es que se genere un negocio, sino que los alumnos puedan ser capaces de dar solución a sus propias problemáticas”, agrega la directora.

El Liceo Técnico Profesional Granja Sur ha sido uno de los establecimientos educacionales que ha trabajado con la fundación. Su director, Carlos González, asegura que “logramos cosas súper interesantes con alumnos que tenían problemas; por ejemplo, para comunicarse en público. Luego del trabajo de Innovacien en conjunto con nuestros docentes, los alumnos aumentaron la confianza en sí mismos, tanto en la oratoria como en lo académico. Muchos cambiaron su actitud en un 100%”, asegura.

“En los colegios, especialmente en los técnico profesionales, nos preparan para salir listos para trabajar y seguir instrucciones. La gente de la fundación y nuestros profesores, se pusieron las pilas para que nosotros aprendiéramos a diseñar nuestras propias ideas”, cuenta Carlos, un alumno del establecimiento.

La Universidad de Chile es otra institución que ha visto en los escolares un alto potencial. Desde hace 25 años, la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas realiza las Escuelas de Verano, instancia en la que los escolares pueden acceder a talleres y clases en esa casa de estudios. Este año, por primera vez, se agregará el emprendimiento a la lista de materias que se imparten.

“Dadas las características de la sociedad actual, la enseñanza temprana de las ciencias y la tecnología se vuelve un factor clave, tanto para democratizar el conocimiento, como para ampliar la apropiación social de las mismas. Asimismo, enseñar a formular y desarrollar proyectos de emprendimiento en esta área, empodera a los estudiantes para emprender exitosamente iniciativas que ayuden a mejorar el desarrollo humano”, explica Alejandra Avila, subdirectora de las Escuelas de Verano.

Protagonistas

En septiembre próximo, tres colegios de la Región Metropolitana representarán a Chile en la competencia International Genetically Engineered Machine (iGEM), en Boston, Estados Unidos. Los liceos en participación han trabajado, bajo el alero de la Universidad Mayor y su Academia de Emprendimiento Científico, diversos proyectos relacionados a la ciencia, en particular la biología.

El programa, entre septiembre de 2013 y marzo de 2015, capacitó a diversos estudiantes para que construyeran máquinas biológicas genéticamente diseñadas que dieran solución a alguna problemática.

El Colegio Emelina Urrutia, de la comuna de El Monte, trabajó en el desarrollo de una pulsera que cambia de color de acuerdo a los distintos niveles de radiación ultravioleta. El Colegio San Andrés, de Maipú, modificó genéticamente una bacteria para degradar el gluten. Y, por último, el Liceo Eugenio María de Hostos, de La Reina, trabajó en una bacteria que busca detectar la presencia del sílice (ver perfil).

“Estoy muy orgullosa de mis alumnas, porque han sacrificado un montón de tiempo en todo esto. Se comprometieron y han demostrado que con trabajo y perseverancia se puede trabajar en ciencia, aunque sean escolares”, afirma Jaqueline Puebla, profesora guía del Colegio Emelina Urrutia.

“Es algo súper útil que nos ha ayudado a decidir qué es lo que queremos estudiar a futuro, porque nos permitió conocer un mundo que para nosotras era totalmente desconocido. Estando en esto, me di cuenta que no hay excusas para no trabajar con la biología, cuenta Belén Carrasco, alumna participante.

“Ha sido súper gratificante ver el interés de los alumnos en la biología, porque pocos creen que los escolares sean capaces de desarrollar algo de este tipo y los chicos han demostrado perfectamente que se la pueden”, explica Daniel Mallea, coordinador académico del Colegio San Andrés.

A pesar de contar con prometedores proyectos, apoyo de la U. Mayor y de sus respectivos colegios, el financiamiento de su viaje a la competencia en EE.UU. es un desafío que aún no logran pasar.

“No tenemos cómo financiar la estadía allá, reunir esos fondos ha sido complejo. A pesar de que contamos con instituciones que nos respaldan, falta apoyo, deberían existir políticas públicas que sirvan de soporte en este tipo de instancias. Finalmente todo es en favor de los jóvenes”, expone Jaqueline Puebla.