Somalilandia -según sus 3,5 millones de habitantes un país por derecho propio pero que no es reconocido como tal por la comunidad internacional- votó ayer pacíficamente en sus elecciones presidenciales.  Cientos de miles de ciudadanos hicieron fila para votar a su próximo líder, entre un abanico de tres candidatos: el oficialista y favorito Muuse Biihi Abdi (partido Kulmiye), Mohamed Abullahi Irro (Wadani) y Faysal Ali Waraabe (Partido de la Justicia).  Los resultados no se conocerán hasta los próximos días, según indicó Said Ali Muuse, portavoz de la Comisión Electoral.

El ganador de la elección sustituirá en el cargo al saliente Ahmed Muhamud Silanyo.

Somalilandia declaró su independencia de Somalia en 1991, y cuenta con una Constitución, moneda (el chelín somalilés, aunque no tiene cambio con divisa alguna) y gobierno propios, aunque no ha sido reconocida internacionalmente. Posee ejército, selección nacional de fútbol (aunque no reconocida por la FIFA) e incluso un prefijo telefónico (+252). El máximo ídolo deportivo es el fondista británico Mohamed Farah, quien nació en la ciudad de Gabiley, que queda dentro del territorio somaliliense. Su capital es la ciudad de Hargeisa.

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Los blancos son la selección nacional de fútbol de Somalilandia. No es reconocida por la FIFA, pero ha disputado amistosos internacionales.[/caption]

Los tres candidatos, que han reiterado públicamente su compromiso de aceptar los resultados, defienden el ideal secesionista en su programa, pero con distintos enfoques. Mientras que Abdi apuesta por dar comienzo inmediato a las negociaciones con el Gobierno central somalí con una mediación internacional que no sea la de Turquía y Emiratos Árabes Unidos -considera que "han fracasado en sus intentos anteriores"-, Irro apuesta por mantener a estos países en la mesa de negociación.

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Waraabe, por su parte, defiende que, antes de comenzar las negociaciones con Somalia, se debe completar "la reconciliación entre los somalilandeses", que aún no han superado sus diferencias tribales.

La clave para conseguir el reconocimiento internacional de la independencia pasa por efectuar un nuevo cambio de poderes democrático y pacífico.  Por ello, los tres partidos políticos contendientes acordaron conjuntamente acatar los resultados y se tomaron medidas para garantizar la independencia de la Comisión Electoral.

El padrón total era de unos 700.000 votantes, convocados a concurrir en unas 1.642 mesas repartidas en las seis regiones que componen Somalilandia.  Tras finalizar las votaciones los ciudadanos se quedaron en la calle, agrupados en los puestos de televisión montados para seguir el recuento de votos, después de que el acceso a todas las redes sociales fuera desconectado al cierre de los colegios tal y como había anunciado la Comisión Electoral.

Vista de un sector comercial de Hargeisa, la capital de Somalilandia

Durante el día se había restringido el tráfico en las ciudades, con la excepción de funcionarios autorizados y vehículos de los partidos políticos. Los observadores internacionales invitados, 60 de 27 países diferentes, controlaron cómo se desarrolló la elección distribuidos por diferentes rincones del país.  Estos permanecieron presentes también en el inicio del recuento de votos para asegurar que no hubiera interferencias de ningún grupo interesado. "Somalilandia se ha anotado un buen registro de elegir a su siguiente líder sin incidentes", apuntaron los observadores.

El pueblo de Somalilandia buscaba asentar un nuevo hito histórico al celebrar unas elecciones pacíficas en un entorno hostil en Somalia.

Las autoridades también habían tomado en cuenta los posibles incidentes que pueden ocurrir ante la amenaza del grupo terrorista Al Shabab, que se encuentra fuerte después de llevar a cabo en Mogadiscio, capital de Somalia, el atentado más sangriento de la historia del país, que dejó más de 350 muertos hace unas semanas.

La región, bajo dominio británico hasta 1960, declaró su independencia de Somalia en 1991, año en el que fue derrocado el dictador Mohamed Siad Barré, que dio paso a una etapa sin un Gobierno en el país -en manos de señores de la guerra y milicias radicales islámicas- que se extiende hasta hoy. Somalia había sido una colonia italiana mientras que la región conocida hasta 1960 como Somalia Francesa se independizó por separado y es el actual Yibuti.