Propietarios de la Xbox en el Reino Unido culpan a la instalación del Kinect, el dispositivo que sirve para controlarla con el movimiento del cuerpo, de provocar daños en su videoconsola.

La BBC ha recabado la denuncias de varios usuarios que después de comprar el Kinect por Navidad vieron como su Xbox prácticamente moría tras emitir tres destellos rojos.

Sin embargo, Microsoft, fabricante de ambos dispositivos, niega cualquier relación entre el Kinect y los tres destellos rojos que anuncian el fallo de la Xbox, y que algunos jugadores británicos ya llaman "el aviso rojo de la muerte".

Microsoft ha vendió más de 2,5 millones de Kinect en su primer mes en el mercado.