El planeta está a punto de perder la batalla contra el cambio climático si no se actúa rápidamente, determinó el informe 2017 del Global Carbon Budget, elaborado por el Global Carbon Proyect.

Se trata de un proyecto que asiste a la comunidad científica internacional en los debates y acciones para desacelerar la tasa de aumento de los gases de efecto invernadero en la atmósfera.

Sus conclusiones coinciden con las preocupaciones expresadas en el "One Planet Summit" que se desarrolla en París.

Según el informe, este año las emisiones de anhídrido carbónico (CO2) -el gas de efecto invernadero que más contribuye al calentamiento global- volverá a crecer por primera vez tras tres años de emisiones estables, lo que preocupa a los científicos.

Con el incremento del CO2 en la atmósfera los objetivos de contención del calentamiento global establecidos en el Acuerdo de París están en riesgo.

El llamado de atención se produjo hace un mes en ocasión de la Conferencia de Naciones Unidas sobre el Clima, la Cop23, celebrada en la ciudad alemana de Bonn. Y tiene una amplia base científica: los estudios fueron realizados por 76 científicos de 57 institutos de investigación de 15 países.

El fracaso de las políticas para mitigar el cambio climático, y especialmente de las medidas para afrontar sus efectos, es el mayor riesgo en el mundo en términos de impacto económico, había advertido ya el World Economic Forum (WEF).

Esa fundación detalló que los potenciales daños por el calentamiento global serían mayores que el ocasionado por la difusión de las armas de destrucción masiva, de la crisis hídrica, de las migraciones forzadas a gran escala y de un severo impacto en los precios energéticos.

El medio ambiente, por lo tanto, ingresó de manera forzosa en la agenda económica mundial.

El cambio climático, explicó el WEF, infunde temor porque tiene efectos cascada: agrava los riesgos de crisis hídrica y de escasez de alimentos; puede limitar el crecimiento económico y debilitar la cohesión social y provocar migraciones masivas, además de poner en riesgo la vida de numerosas especies animales.

Estos son los motivos por los que se solicita, antes que nada, la descarbonización y el pasaje al uso de energías renovables, además del fomento de políticas ecológicas.

Es decir, políticas e inversiones destinadas a frenar cuanto antes el calentamiento global y el aumento de la temperatura media global en 2 grados, pero mejor si es 1,5 respecto del período preindustrial.

Es, sin duda, una carrera contra el tiempo teniendo en cuenta que la ciencia indica que ya estamos en el umbral de aumento de tres grados.

Mientras parecía que los esfuerzos estaban dando resultados, tras tres años de aumento casi cero, para fines de 2017 se espera un retorno al incremento de las emisiones globales de CO2.

Se estima que será del 2% por las emisiones generadas por combustibles fósiles y la industria. Incluidas aquellas derivadas de los cambios en el uso del suelo, hacia fin de año habrá en la atmósfera 41.000 millones de toneladas de CO2.