Genios como Einstein o Da Vinci, ¿nacieron dotados de una gran inteligencia o vivieron en un ambiente que favoreció sus aptitudes?  Esa interrogante ha enfrentado por décadas a científicos respecto de qué factores son más determinantes en el coeficiente intelectual (CI) de una persona: la herencia genética o la experiencia que el individuo recibe desde el espacio familiar y la escuela.

Estudios en gemelos idénticos y separados al nacer decían que hasta un 60% del CI era heredado. En 2011, la U. de Edimburgo redujo la cifra a un 50%, analizando el ADN de 3.500 adultos.