Cada día en Chile, 83 jóvenes de hasta 19 años se convierten en madres y, de estas, al menos tres son menores de 14 años. Así lo constata un estudio sobre maternidad adolescente elaborado por el Observatorio de los Derechos de la Niñez, organismo dependiente del Consejo Nacional de la Infancia, que caracterizó diversas variables de estas madres.

Si bien el análisis constata una disminución de 4,5 puntos porcentuales de los embarazos adolescentes entre 2008 y 2014, revela que durante ese último año más de 29.400 niños nacieron de mamás que tenían entre 15 y 19 años, equivalente al 4,5% de las adolescentes del país, mientras que otros 850 infantes correspondían a madres menores de 14 años (ver infografía).

El documento alerta también una alta tasa de rezago escolar: el 18% de las jóvenes entre 15 y 19 años con un hijo y el 35% de las que tienen dos o más aún cursan enseñanza básica. Además, el 23,1% de las adolescentes que no asisten al colegio afirma que es por su embarazo o maternidad.

Otro dato dice relación con la edad del padre, que en promedio supera los 18 años, incluso en los embarazos de niñas menores de 14 años. En el 68% de estos casos hay una diferencia de dos o más años, por lo que el reporte concluye que cerca de 400 de estas adolescentes menores de 14 "podrían o no haber sido víctimas de un delito sexual". Asimismo, se evidencia un aumento de los casos en que ambos progenitores son menores de edad, alcanzando el 34,8% de los embarazos de este grupo etario.

La secretaria ejecutiva del Consejo Nacional de la Infancia, Estela Ortiz, afirma que se "ha logrado un avance en la disminución de los embarazos adolescentes gracias a las políticas públicas de regulación de la fecundidad implementadas". No obstante, reconoce que aún se debe "avanzar en la entrega de información a los niños, ya que cada vez comienzan su vida sexual a más temprana edad (...) Los menores tienen derecho a la educación sexual desde que nacen y lo importante es cómo se les responden las preguntas según su nivel de desarrollo psicológico".

Para Constanza Fernández, psicóloga de la ONG Miles, que busca promover los derechos sexuales y reproductivos, "los datos demuestran la inequidad que existen en el acceso a la regulación de la fertilidad, a la educación sexual y a los anticonceptivos, porque si bien están disponibles en el sistema público, no todas las chicas tienen conocimiento de esto, ni información de calidad en el tema".

Al respecto, el estudio constata que la cantidad de adolescentes que regula la fecundidad aumentó un 74% en una década, alcanzando las 178 mil jóvenes en 2015. Asimismo, establece una relación directa entre el número de embarazos y los niveles de pobreza en la Región Metropolitana, indicando que las comunas de más bajos ingresos registran mayor número de jóvenes madres.

Al respecto, Fernández estima que es "necesario considerar a las adolescentes como sujetos de derechos, dejar de ver a las jóvenes de 11 años como niñas y promover una educación sexual laica y de calidad, con mayor oferta de anticonceptivos en el sistema público".

El académico de la Facultad de Medicina de la U. San Sebastián, Patricio Barriga, explica que "el uso de un anticonceptivo hormonal en menores de 14 años para regular la fecundidad es un tema que se debiera analizar, pues no hay contraindicación. Debe haber una correcta asesoría no sólo en el método más adecuado, sino también con mayor acceso a información en edades más tempranas".

Enrique Oyarzún, gineco- obstetra de la Clínica U. de los Andes, agrega que para mejorar la política pública "se debe analizar también el comportamiento sexual de los adolescentes, que tienen un inicio precoz y un mayor número de parejas sexuales a lo largo de los años". Puntualiza también que "ya no sólo basta con entregar método de anticoncepción, sino también preguntarse cómo evitar las enfermedades de transmisión sexual y si se quiere separar la afectividad de la relación sexual".