Señor director:

Esta semana se presentó el Informe 2014 de los principales indicadores cienciométricos de la actividad científica chilena en Conicyt.

El nivel de impacto de la investigación científica se correlaciona positivamente con el nivel de ingreso de los países. Chile aparece en la posición 30 a nivel mundial y segundo a nivel latinoamericano, detrás de Argentina (en el informe anterior compartíamos el primer lugar). El país transandino ha dado gran impulso a la investigación básica. Ejemplo de ello ha sido la creación de centros de investigación Conicet (agencia estatal equivalente a Conicyt), en donde se desarrolla ciencia multidisciplinaria, que es la más citada, por ende la de mayor impacto. Chile debería invertir más en este tipo de ciencia y buscar equilibrio con la investigación orientada o motivada por misión, a la que el gobierno quiere dar impulso y que no produce alto impacto.

Llama la atención en el informe que en nuestro país la industria prácticamente no utiliza el conocimiento generado, sino que va a países como Estados Unidos, Alemania, Francia, Suiza y Japón, que producen patentes basadas en investigación realizada en Chile. Esto demuestra la buena calidad de la ciencia nacional y la indiferencia o ignorancia por parte de la industria de la utilidad de dicha ciencia. Una causa podría ser la forma en que se configura la economía del país, basada principalmente en pymes (que no pueden hacer innovación basada en conocimiento científico) y grandes empresas de servicios y extractivas (que no les interesa dicha innovación).

Chile produce ciencia de calidad que podría tener mayor impacto si pone énfasis en la investigación básica, pero este conocimiento debe llegar al sector productivo. El gobierno deberá realizar mejores e innovadoras políticas públicas para que el conocimiento generado impulse el desarrollo y agregue valor a la economía.

Tomás Norambuena A.

Presidente

Fundación Más Ciencia