No había nadie. A las 9 de la mañana ingresaba Evelyn Matthei al Liceo Lastarria, local electoral donde votan casi 12 mil personas, el más grande de Providencia, y no había prácticamente nadie. Llegó acompañada de su marido, Jorge Desormeaux; su hijo Roberto, quien votó en la misma mesa de su madre, la 278; el UDI Gonzalo Cornejo y Mario Zumelzu, abogado querellante en el caso Caval. El apoyo fue casi inexistente y, por lejos, había más periodistas que ciudadanos en el local. A esa hora, con suerte se habían constituido las mesas. A las 10 de la mañana todavía faltaban cinco del total de 35 que tiene el local

La poca efervescencia contrastaba con los pronósticos al interior del comando. Aunque el optimismo sobre un eventual triunfo no era reconocido abiertamente, había un dato decidor: uno de los salones del Hotel Torremayor, ubicado en Ricardo Lyon, justo al frente del comando de la ex candidata presidencial, ya había sido reservado. La apuesta era simple. Matthei debía reeditar algo de la votación conseguida en la segunda vuelta de la presidencial 2013, cuando derrotó en Providencia a una Michelle Bachelet al tope de su popularidad. Esa vez, Providencia fue una de las pocas comunas en las que Matthei se impuso a la actual Presidenta, con un 58,93% contra un 41,07%.

Al contrario de lo que fue la votación de Josefa Errázuriz, en el mismo Lastarria, Matthei dejó el lugar sin mayores estridencias, solo con el saludo tímido de un par de adherentes.

Desayuno

Son las 10.30 y Evelyn Matthei está parada en la acera de avenida Ricardo Lyon, justo frente al hotel Torremayor, donde desayunará con el ex Presidente Piñera y un grupo de 10 partidarios. Matthei está sola esperando a Piñera, quien viene atrasado.

¡Vamos, Josefa!, grita a la pasada un ciclista que va por la ciclovía de la acera del frente. Matthei hace como que no escucha.

A las 10:40 llega Piñera junto a su esposa, Cecilia Morel. Ambos se bajan de un Lexus negro y saludan a Matthei. "Una a cada lado", dice Piñera, y entra al hotel del brazo de la candidata, con quien tuvo un profundo desencuentro en el "kyotazo" de principios de los 90, y su mujer de toda la vida.

Adentro, todos se sacan fotos, aunque el ex mandatario va apurado. Tiene que ir a votar al centro y acompañar a Morel a votar a Las Condes. Por eso, apura el desayuno de croissants, galletas y torta de chocolate, que no toca.

Veinte minutos más tarde y después de un punto de prensa en que solo habla Piñera, el ex presidente se va. Y Matthei ahora desayuna sola y más tranquila con sus partidarios.

Al terminar, recibió a La Tercera en uno de los salones del hotel. Dijo que en sus seis candidaturas, jamás ha tenido una cábala, que solo uno de sus tres hijos llegó a desayunar a su casa, pero que "no me importa, porque lo que hago no es el foco principal de mi familia". También dice que la campaña se desarrolló sin grandes incidentes, porque "yo respondo cuando me atacan y aquí, salvo el intervencionismo que denunciamos, lo que se hizo fue debatir bien".

¿Qué es lo primero que piensa hacer al llegar a la alcaldía si gana?

Mejorar la seguridad ciudadana. Eso, y poner ojo a la corporación. En los últimos años casi se ha duplicado el gasto en sueldos y se pasó de mil a 1.400 empleados, la mayoría para cumplir favores políticos.

Tarde

Matthei se fue a su casa en Las Condes a descansar y volvió al comando después de almuerzo.

A las 19 horas la pantalla marca un 50% de votos a favor para Matthei. Ella no está, pero en el hotel, donde se encuentran sus partidarios, la dan ganadora. La sala estalla en gritos y aplausos.

María Angélica Pérez (79) parece que se desmayará, está feliz, no puede creerlo. "Fueron cuatro años horribles, nos quitó tanto", dice sobre Josefa Errazúriz. "No pensó en el adulto mayor", añade su hermana, que la apoya con un movimeinto de cabeza. "Nos quitó hasta los cursos de bridge, porque 'son de la elite'". Luego se olvidaron de las críticas.

Era tiempo de celebrar.