El ex dirigente chino Bo Xilai fue condenado a cadena perpetua tras ser declarado culpable de los delitos de malversación de fondos, aceptación de sobornos y abuso de poder.

El Tribunal Intermedio de Jinan impuso al ex secretario general del Partido Comunista en Chongqing la cadena perpetua por el delito de aceptación de sobornos, una pena de quince años de prisión por el de malversación de fondos y siete años por abuso de poder. 

Las tres penas se cumplirán al mismo tiempo, precisó la corte en la sentencia colgada en su página de Weibo (el Twitter chino), que declaró también a Bo privado de sus derechos políticos el resto de su vida.

El ex miembro del Politburó chino verá también confiscadas sus propiedades personales, que según la corte ascienden a un valor de 20,5 millones de yuanes (3,3 millones de dólares)

Se espera que Bo apele la sentencia, para lo que tiene un plazo de diez días según la legislación china.

En la audiencia de hoy, el tribunal rechazó sistemáticamente los argumentos de la defensa, que alegaba que Bo había confesado originalmente sus delitos bajo presión y que el testimonio de su esposa, Gu Kailai, era inaceptable porque ella padece un desequilibrio mental.

Según figura en las partes de la sentencia que ha colgado hasta ahora el tribunal en su cuenta de Weibo (el twitter chino), la corte también consideró los testimonios de los empresarios Xu Ming y Tang Xiaolin, de los funcionarios Wang Zhenggang y Wu Zhenghan y del antiguo "número dos" de Bo y ex jefe de Policía de Chongqing, Wang Lijun, como suficientemente corroborados por las pruebas.

Durante el juicio, Gu se convirtió en un testigo clave, al afirmar que Bo "tenía que saber" que la familia había recibido sustanciosas cantidades, en efectivo o en especie, de dos empresarios. Entre estos regalos se encontraba un chalet en la costa mediterránea francesa.

Por su parte, Bo culpó a su mujer de estar "loca" y aseguró que ella mantuvo una relación amorosa con Wang Lijun.

El juicio contra Bo culmina el mayor escándalo político de los últimos tiempos en China, que estalló el año pasado cuando Wang Lijun trató de pedir asilo en un consulado estadounidense.

Allí, Wang Lijun denunció que Gu Kailai había matado meses antes al empresario británico Neil Heywood, cuya muerte se había atribuido hasta entonces a un exceso de alcohol.

Gu Kailai fue sometida a juicio en agosto del año pasado y condenada a pena de muerte suspendida, lo que en la práctica equivale a una cadena perpetua. Wang Lijun quedó también condenado a quince años de cárcel.