El domingo, el Partido Socialdemócrata alemán (SPD) se inclinó por iniciar negociaciones formales con el bloque conservador formado por la CDU y la CSU para la conformación de una nueva coalición que permita formar gobierno. De esta manera, se pretende dar salida a la anómala situación que se arrastra desde septiembre, cuando la canciller Angela Merkel ganó las elecciones para un cuarto mandato, pero con un descenso importante del apoyo de los partidos que la respaldan y del mismo SPD, además del avance del sector de la ultraderecha.

Las palabras del líder del SPD, Martin Schulz, son ilustrativas en cuanto al nuevo estado de ánimo predominante. "Se trata de decidir entre negociaciones de colaboración o nuevas elecciones. No creo que esto último sea el camino correcto para nosotros". Aunque sus dichos se refieren a su propia colectividad, también se pueden entender en relación al conjunto de Almania. Así, es una buena señal para la Unión Europea que su socio más importante pueda normalizar la conformación de su gobierno y afrontar las demandas de reformas que otros partícipes como Francia están solicitando para la entidad europea.

El camino de las negociaciones no estará exento de tensiones, y requerirá de la aprobación de los militantes de los distintos partidos, pero parece un camino preferible a la convocación de nuevas elecciones, especialmente si se trata de dos sectores que han demostrado en dos de los tres mandatos de Merkel poder converger en un mismo gobierno  y enfrentar complejas situaciones como las que hoy se presentan derivadas de la inmigración.