Repercusiones ha causado en todo el mundo la reacción del Papa Francisco frente a la polémica que se generó en Chile por la presencia del obispo Juan Barros -acusado de encubrir los abusos sexuales de Fernando Karadima- en las actividades del Pontífice. Una de ellas fue en Perú, donde un grupo de personas colgó un cartel donde le indican al líder religioso que "aquí sí hay pruebas".

Esto luego de que el Papa asegurara que no hay pruebas que acrediten alguna culpabilidad de Barros, y que cuando se las muestren "él hablará". Durante su paso por Iquique y consultado por una periodista, Francisco sostuvo que las acusaciones son "calumnias".

Tras estos hechos, y luego de que además su principal asesor en la materia cuestionara y se distanciara de sus dichos, en Lima un grupo de personas colgó un afiche frente a un monasterio que sería visitado por el jefe de la Iglesia Católica.

"Francisco, aquí sí hay pruebas", indicaba el cartel que tenía impresas las caras del Papa junto a Luis Figari, fundador del Sodalicio de Vida, una agrupación católica de laicos y sacerdotes. El caso es que Figari es acusado de haber cometido abusos sexuales entre los años 1975 y 1990 contra varios menores de edad que componían el grupo.

A comienzos de mes, el Vaticano intervino el Sodalicio y nombró al obispo de Jeríco, Colombia, Noel Antonio Londoño, como comisario apostólico.

Pero meses antes el Ministerio Público peruano había solicitado nueve meses de prisión preventiva para Figari -que reside en Roma- y otros tres miembros. Pese a esto, el laico no regresó al país amparado por un decreto del Vaticano. 

Según detalla El Comercio, un informe del grupo indicaba que "Figari usó su posición de liderazgo para tener un control y dirección autoritaria sobre la mayoría de los sódálites".

"Tristemente, este ambiente de confianza le permitió a Figari cometer abusos con algunos aspirantes al SCV y algunos miembros jóvenes de la comunidad", agregan.