SEÑOR DIRECTOR

Hace algún tiempo escuché la presentación que hizo un exrector de la Universidad de Río de Janeiro hace algo más de un año en Santiago. Él explicó como se puede tener educación universitaria gratuita y por qué tenerla es bueno. Mi apretado resumen es que los impuestos en Brasil están tan fuertemente diferenciados que, aunque los hijos de los ricos estudien gratis en las universidades públicas, los impuestos de sus familias no solo financian la educación de sus hijos, sino la de todos los demás. De este modo, el pago de la educación de los hijos de familias privilegiadas es indirecto, lo que es bueno ya que dentro de esas universidades todos reciben igual trato.

Lo anterior debiera aclarar que los argumentos escuchados estos días son falaces.

Patricio Cordero S.

Profesor titular Universidad de Chile