DE ACUERDO con antecedentes recogidos por este medio, las obras del futuro hospital de Puente Alto aún no se han iniciado, a pesar de que hace cerca de tres años que se colocó la "primera piedra" y su construcción fue comprometida ante la comunidad. En torno a esta obra se ha generado una ácida polémica entre la actual y la anterior administración, culpándose mutuamente por esta promesa aún incumplida. El caso ilustra la importancia de cuidar la responsabilidad en las obras públicas que compromete el Estado, y los riesgos de politizar materias esencialmente técnicas.

La controversia se inició una vez que en el gobierno anterior se colocó la primera piedra de lo que sería el futuro hospital, el cual -según se informó entonces- se levantaría en dos etapas. Una vez llegado el nuevo gobierno, desde el Ministerio de Salud se denunció que no existía presupuesto para esta obra y que en realidad se trataba de un centro de referencia de salud, asumiendo el compromiso de llevar adelante el hospital. Para estos efectos dicha obra se colocó entre las prioridades de infraestructura hospitalaria, cuyas obras deberían estar iniciadas al 2018, lo que se advierte improbable atendido el nulo avance del proyecto.

Resulta imprudente que la construcción de hospitales se utilice con finalidades electorales o como medio de propaganda política, en particular porque con ello se juega injustamente con las expectativas de los futuros usuarios, y se pone en entredicho la seriedad de estos procesos. Dichos recintos, atendida su complejidad y alto costo de inversión, difícilmente podrán ser terminados en un solo período de gobierno, por lo que es indispensable asegurar su continuidad a través del tiempo, lo que solo se consigue cuando su construcción está técnicamente justificada y los recursos debidamente asegurados.