El satélite Landsat 8 de la Nasa, captó una imagen de la isla que se formó producto de la erupción volcánica en noviembre de 2013, a unos 1.000 kilómetros al sur de Tokio, en Japón.

Durante estos nueve meses, la que partió como una pequeña isla fue creciendo cada vez más, hasta juntarse con otra que había aparecido producto del mismo fenómeno en la década de los '70, llamada Nishinoshima.

Hasta ahora, los flujos constantes de lava siguen ampliando la isla fusionada, completando actualmente 1,39 kilómetros cuadrados.

En la imagen captada el pasado 21 de agosto, a color natural, se pueden ver nubes de gases volcánicos y vapor que se elevan desde la isla, y cómo la actividad volcánica submarina decolora el agua con gas, minerales y sedimentos.

Según la descripción entregada por el

Earth Observatory de la Nasa

, la lava sigue fluyendo en el lado este de la isla a una velocidad de 200.000 metros cúbicos por día y con el tiempo podría generar cierta inestabilidad.

Según advierte Fukashi Maeno, científico de la Universidad de Tokio, "si la lava sigue aumentando, se depositará en pendientes pronunciadas (...) Esto podría causar inestabilidad en la ladera, por lo que un colapso parcial de la isla se puede producir. Tenemos que observar cuidadosamente el proceso de crecimiento".

Además, la Guardia Costera de Japón visualizó el martes pasado un montículo tapando una chimenea volcánica en el lado norte de la isla, algo que puede sellar los conductos de magna y elevar la presión interior, lo que podría generar una "explosión a gran escala".