LA POLÍTICA editorial de La Tercera vela por la libertad de expresión en todos sus aspectos. Entiende que ésta se funda en el respeto al derecho esencial de emitir opiniones y entregar informaciones de manera responsable y sin censura previa. Esa práctica es fundamental para la difusión de notas veraces, rigurosas y bien fundamentadas.

La precisión anterior la hago a propósito de una carta de la lectora Cristina Vega M., que trabaja en comunicaciones. Afirma que "los periodistas reclaman más libertad de expresión y de prensa para ellos y muchos terminan disparando datos, no siempre útiles, que solo producen una avalancha noticiosa que aturde. A veces me cuesta  separar la paja del trigo para aprovechar lo que es interesante y real".

La libertad de prensa no solo interesa a los periodistas, sino a todas las personas por igual, independientemente de lo que hagan. El derecho a saber lo que ocurre surge de nuestra naturaleza humana, que nos inclina a conocer la realidad y, por tanto, a estar informado. "Tenemos una necesidad existencial de comunicarnos", subraya Eugenio Yáñez Rojas, doctor en Filosofía y autor del libro "Medios de Comunicación Social y Periodismo. Una aproximación desde la ética". Dice que es un derecho anterior al Estado, de modo que no se trata de una concesión de éste. Es por eso que el derecho a informar requiere que exista libertad de expresión y que el Estado garantice que quien informe u opine no sufra hostigamiento de parte de la autoridad o de otras personas.

En este contexto también opera el derecho a informarse. Frente al actual vendaval de datos y noticias, las personas deben poder encontrar información que no aturda, sino que oriente. La Tercera tiene un compromiso con el derecho de las personas a tener acceso claro y libre de estorbos a la información sobre los hechos de interés general.

En Chile, la ley de prensa (número 19.733, de 2001) permitió revisar, derogar y adecuar varias normas jurídicas que eran restrictivas para el ejercicio del periodismo, y el país se puso al día con las convenciones internacionales suscritas en este ámbito.

Más descuidos

Tres lectores detectaron descuidos de redacción que confunden. Raúl Vivanco indica que en la noticia sobre el ciervo rojo que asusta a los huemules (2 de noviembre), el autor del texto dice: "Es un animal territorial que debido a su tamaño representa una competencia desleal para los hervidores nativos, y su temperamento lo transforma en una amenaza". ¿Hervidores? Tal vez quiso decir herbívoros. Marta Ramírez P., señala que la nota titulada "El lactante muerto en los 60 que puede votar" (9 de octubre), dice: "(…) a pesar de los esfuerzos del Registro Civil por depurar los datos: tras revisar casa a casa lograron excluir del padrón a 85 mil personas muertas". ¿No será más bien caso a caso?. Otra noticia reciente (16 de octubre), sobre el "santo gaucho" argentino, dice: "(José Gabriel) Brochero, que nació en la provincia de Córdoba el 16 de marzo de 1940, y falleció el 26 de enero de 1914…". María Consuelo Lagos indica: "debió decir 1840, ¿cierto?".

Las tres observaciones no requieren mayor comentario; se trata de desprolijidades que confunden y molestan en la lectura.