India y Pakistán continúan en estado de emergencia decretado por las autoridades, a raíz de las inundaciones que castigaron Cachemira y dejaron al menos 480 muertos y cientos de miles de personas atrapadas por la furia del agua.

El tiempo no anuncia mejorías en la zona, donde hace días las lluvias monzónicas provocaron el desborde de ríos, llevando desesperación a miles de habitantes, en particular en las ciudades de Muzaffargarh y Multan.

En tanto, los socorristas en India anunciaron la evacuación de 130.000 personas. Unas 300.000 permanecían todavía bloqueadas. 

A medida que avanzan los días y las condiciones climáticas no mejoran, las autoridades temen en los daños que suceden al desastre, como el riesgo de epidemias de gastroenteritis, cólera o conjuntivitis. Porque la violencia de las precipitaciones trajo la interrupción del suministro de agua potable, un bien al que ahora solo accede el 20% de la población.

En Pakistán la situación no es distinta y el gobierno dispuso de un plan especial de asistencia para 700.000 personas que debieron abandonar sus casas ante el peligro cierto de que el agua se las tragara. Sus posesiones ahora son nulas y dependen de las ayudas que lleguen a un fondo especial gubernamental dispuesto por el premier indio, Narendra Modi.