Verónica Chávez: por la educación pública

Verónica Chávez (46) conoce perfectamente los resultados de su última evaluación docente: sabe que fue calificada como destacada, junto a cuatro profesores más del Liceo Maximiliano Salas Marchán, de Los Andes, en el cual ejerce como profesora de biología hace 14 años.

Sin embargo, la docente natal de Cunco, IX Región, jamás esperó que su portafolio, el principal instrumento de la evaluación docente, donde los profesores describen su trabajo de acuerdo con indicadores, fuese el mejor. Pese a sus buenos resultados, no comparte plenamente el sistema de evaluación. "No indica necesariamente lo que los profesores son. Además, ¿por qué el resto del profesorado no se evalúa?", se pregunta esta docente, que recibe una asignación de 15% extra de su sueldo debido a su buen desempeño.

Cuando estaba en primer año de universidad, la entrevistó una periodista de un diario local, porque "yo era la alumna más pobre que había llegado a la universidad. Ellos no entendían cómo podía subsistir. Trabajaba y estudiaba, así me mantenía".

Fue la única de sus cuatro hermanos en ir a la universidad. Sin embargo, es la que tiene peor condición.

Partió en una escuela particular en Angol, pero al poco tiempo se fue a Los Andes. Desde entonces, se declara "fascinada" con la educación pública. Esta docente, quien también es dirigenta del Colegio de Profesores.

Luz Fritz, crítica de la evaluación docente

"Siempre quise ser profesora", dice Luz Eliana Fritz (47) desde Contulmo, comuna de la VIII Región. Contulmo acogió hace 21 años a esta educadora, quien resultó ser una de las dos mejores profesoras del país en la evaluación docente realizada en 2012.

A pesar de su buen resultado, ella no está de acuerdo con este tipo de medición: "Con mis colegas la hacemos porque, si no, nos echan. Debería existir otro método. Elaborar un portafolio no refleja nuestro trabajo a cabalidad", dice.

Luz egresó en 1990 de la Ufro, pero no se le hizo fácil encontrar trabajo. Incluso, laboró en una ferretería hasta que apareció la posibilidad de irse a Contulmo.

Pero en materia de bienestar docente y de la imagen que se tiene de ellos es tajante: "La piedra de tope es el profesor, pareciera que toda la culpa de los problemas la tenemos nosotros, y no es así", dice. También se refiere a las condiciones de trabajo que, a su juicio, deberían mejorar: "Sacrificamos nuestro tiempo de pasar con la familia pensando en los alumnos y en las clases. Las horas para preparar las clases son muy pocas", dice.

La pasión que tiene por la lectura, y que fue trascendental al optar por Pedagogía en Lenguaje, es la que busca traspasar a sus alumnos, dándole un énfasis para que mejoren vocabulario, redacción y comprensión lectora, claves -dice- para que 24 alumnos del liceo estén hoy en la educación superior.