Marcelo Bielsa lo tenía apuntado. Lo ensayó toda la semana. Lo gritó y lo anotó en su agenda de hojas amarillas. Paulo Da Silva era el hombre. A él había que amarrar para que no cabeceara. Vieron videos y su marcador estaba designado. Todo listo, entrenado y planificado. ¿Qué pasó? Da Silva convirtió dos goles de cabeza y el plan del rosarino se derrumbó. Era noviembre de 2007.

Hoy en junio de 2017, diez años después, la historia se vuelve a reiterar. Y eso que no retrocedí la cinta para buscar imágenes en blanco y negro. En clasificatorias, mundiales, copas y amistosos lo hemos sufrido. Tim Cahill, en el mundial de Brasil 2014, a la espalda de Gary Medel, también nos clavó por Australia. El problema de juego aéreo aparece siempre que nos convierten por esa vía y luego desaparece. Va y viene con la rapidez de un cabezazo.

En el amistoso, de la semana pasada con Rusia, Vasin saltó más que todos y anotó. Volvemos a sacudir la cama y otra vez aparece el fantasma de la baja estatura. Se sacan promedios, se comparan con otras selecciones europeas y siempre quedamos abajo. Ya no tenemos a Elías Figueroa ni a Alberto Quintano. Es así y así somos. El amistoso en Moscú fue un preciso llamado de alerta. Puso el acento en algo que acá en Rusia los rivales van a explotar. Es nuestra realidad y elección.

¿Elección? Claro. ¿Usted sacaría a Jara o Medel para tener más altura? Ni por nada. Tal vez para una marca puntual, pero desarmar a esa dupla sería un disparate. ¿Debemos tener defensores altos pero lentos?¿Se debe privilegiar altura por sobre la velocidad?. Ideal juntar ambas cualidades, pero hoy no vendemos ese combo. Chile no tiene centrales altos y rápidos.

En la búsqueda dentro de la nómina me aparece rápidamente Paulo Díaz como una buena opción. Y Enzo Roco, que aporta con su altura pero carece de explosión para el duelo individual. Juan Antonio Pizzi, de un envidiable 1,86 de altura, está consciente, sabe la debilidad de Chile y conoce sus herramientas. Con ellas ha jugado y ha ganado.

En este último período, el mismo relato lo vivieron Bielsa, Sampaoli y Borghi. Crónica exacta, conocida por nosotros y aprovechada por el resto. Injusto no voy a ser. Estos futbolistas de talla baja han ganado dos títulos y han clasificado a dos Mundiales consecutivos. Con anticipación, viveza, mañas y brincos sorprendentes, estos locos bajitos han callado a delanteros como Suárez, Cavanni, Guerrero, Pizarro,Torres...

Soluciones sobran: cortar centros, evitar tiros de esquina, el puño del portero, anticipar al oponente y doblar la marca. Lo saben, lo hacen, pero el rival también juega. En la mirada corta, Vidal fue el mejor cabeceador contra Rusia. Sin embargo, ellos convirtieron por esa vía. El llamado es a la atención absoluta. Un balón parado nos puede llevar a ganar o perder un título, pero no al desprecio por este grupo de seleccionados que por arriba también ha celebrado sin necesidad de la escalera.