Quien firmó la querella del SII contra el líder gremialista Jovino Novoa, investigación que derivó en la primera condena por casos de financiamiento irregular de la política y delitos tributarios, reitera la importancia del rol que Impuestos Internos cumplió en las indagatorias que marcaron el año 2015. Michel Jorratt, alejado totalmente del mundo político, revisa también las críticas que desde la derecha y de otros personeros del gobierno recibió respecto de la independencia del servicio en su rol persecutor.

El caso SQM ha dado pie para que la oposición instalara la idea de que el SII -como dijo el senador Manuel José Ossandón- “ha operado como el brazo político de la Nueva Mayoría”, sobre todo por las diferencias de criterio como se ha operado en relación a lo que se hizo con el caso Penta. ¿Cómo se hace cargo hoy usted de esa crítica?

Lo primero es que los dichos de Ossandón no los tomaría muy en serio, porque creo que él tiene un sesgo grande en contra del SII desde que presentamos la querella en contra de sus parientes, en 2014, por cometer uno de los fraudes tributarios más grandes de la historia. Cuando asumí como director, ese caso estaba guardado en un cajón, esperando la prescripción. Ahora, yendo al fondo de la pregunta, creo que ese tipo de acusaciones no tienen fundamentos y surgen sólo después de que, “por mala suerte”, aparecieron políticos vinculados a fraudes tributarios. El SII siempre ha actuado con un criterio técnico, al menos mientras yo estuve ahí y creo que ahora también. Por ejemplo, es claro que en el caso Penta había una serie de fraudes tributarios groseros, incluso antes de la vinculación de políticos, que tiene que ver con boletas de honorarios falsas de las esposas, de los parientes, y por ahí fue por donde el SII entró. En la medida en que ha habido antecedentes, el servicio se terminó querellando contra todos sin distinción de partido o si son políticos o no son políticos.

¿No cree que esa imagen de autonomía y de independencia frente a los criterios políticos quedó comprometida de manera definitiva durante el 2015? 

El problema es que la parte mediática tiene mucha relevancia hoy en día, entonces efectivamente, la imagen del servicio se puede haber deteriorado en cierta medida, pero no por el accionar del SII, sino por la interpretación que otros, con sus propios fines, hacen respecto del quehacer del servicio. Si uno mira los criterios que aplicó el SII, son absolutamente técnicos, equitativos, apegados a la ley y, por lo tanto, eso no debiera haber ocurrido. Ahí el tirón de orejas no es para el SII, sino que es para los políticos que de alguna manera opinan sin conocimiento y con criterios que son ajenos al quehacer de la institución, y en el fondo con fines personales.

¿Y de quién depende el cambio, entonces, para revertir esta imagen del SII? 

El SII no puede cambiar su accionar para evitar que alguien opine de tal o cual manera. Un problema que existe en Chile es que la gente habla de lo que no sabe y da opiniones sin fundamento, sobre todo en el ámbito político. No creo que el SII tenga que corregir algo, tiene que seguir haciendo lo que ha hecho siempre y son otros los que tienen que corregir sus opiniones infundadas respecto de ese quehacer.

¿O sea, tanto parlamentarios que han manifestado sus opiniones como también personeros de gobierno respecto del rol del SII durante el año?

Sí, en general en el mundo político y también en el ámbito periodístico hay opiniones infundadas. Es una cosa más bien generalizada, no se ha querido entender el rol del SII. A mí me tocaron muchas situaciones muy injustas. Se nos cuestionaba porque nos demoramos tres semanas en presentar una querella, cuando el SII suele tomarse plazos muy superiores. Los tiempos del SII son distintos, se basan en cuestiones técnicas. Y ahí quiero poner un ejemplo, el caso del señor Jovino Novoa, en donde el SII presentó una querella, que de hecho la firmé yo mismo, por hechos bien concretos, y luego, durante la investigación de la fiscalía, se especuló mucho de una serie de otras irregularidades, por ejemplo, que había recibido dinero de SQM, y finalmente ¿por qué terminó siendo condenado Jovino Novoa? Sólo por lo que descubrió el SII y nada más. O sea, finalmente, el SII tenía la razón y así lo reconoció la justicia.

¿Y cuál es su evaluación de ese fallo respecto de la sentencia que dictaron los tribunales a Jovino Novoa?

Creo que se comprobaron los ilícitos que había mencionado el SII, que tenía que ver con el uso de boletas falsas para reducir gastos en su empresa.

¿Y fue ponderada la sanción en virtud de ese delito, a su juicio? 

Yo creo que hubo una sanción razonable. Puede llamar la atención que incluso si es que el SII hubiera seguido el camino de la pena pecuniaria, las sanciones pecuniarias hubieran sido mayores, hasta un 300% de la multa, pero eso, bueno, lo pondera el juez. No quisiera meterme a opinar si la sanción fue correcta o no.

Sebastián Dávalos acusó que el ex ministro Rodrigo Peñailillo habría usado el caso Caval para cubrir lo que venía en el caso SQM. Usted acusó presiones para evitar que se llegara a esta misma indagatoria. ¿Le hacen sentido las declaraciones del ex director sociocultural de la Presidencia?

No tengo conocimiento para reafirmarlas o contradecirlas. No conozco al señor Dávalos ni al señor Peñailillo, así que no puedo decir nada al respecto. Lo único que yo puedo asegurar es que existía mucha preocupación por el caso SQM. Yo ya hablé de las presiones que se habían ejercido, pero el SII terminó actuando como correspondía en esa materia

Su sucesor, Fernando Barraza, dijo que el objetivo más importante del SII es la recaudación por sobre la persecución penal. Además, resaltó que las acciones penales sean nominativas y no “frente a quienes resulten responsables”. ¿Comparte estos criterios?

Comparto la mitad de esa aseveración. Comparto el hecho de que no es función del SII querellarse en contra de todos quienes cometen  o presumiblemente cometieron un fraude, porque siempre la acción penal del SII ha sido una herramienta más y es discrecional del director si la ejerce o no frente a un determinado caso. Lo que no comparto de lo que él dijo, y que dicen muchos, es que el rol del SII sea recaudar. El rol del SII no es recaudar, el rol del SII es reducir la evasión. Y hoy, con la reforma tributaria, la elusión.  Esa idea equivocada de “recaudar” llevó a que durante mucho tiempo el SII se dedicara sólo a liquidar diferencias de impuestos, sin siquiera perseguir pecuniariamente algunos delitos. Lo que el SII tiene que hacer es elevar la percepción de riesgo de los evasores, y para ello debe fiscalizar, detectar, sancionar. Además, tiene que mejorar la aceptación del sistema tributario, facilitando el cumplimento, simplificando, educando. La acción penal es sólo una de las herramientas y la debe usar con criterio.

Ha habido críticas de que se proyecta que sólo los facilitadores de boletas y facturas falsas serán sancionados y no los implicados que coordinaron el financiamiento irregular de campañas a través de faltas tributarias, ¿comparte esta visión?

No debiera ser así. El SII, en general, apunta no sólo al facilitador, sino que también a quien diseña la figura de fraude, y al menos en lo que a mí me tocó, nosotros nos querellamos en contra de quienes eran responsables de ambas cosas. Yo no creo que vaya a ser así. En la realidad se evalúa el monto del perjuicio fiscal, el efecto ejemplarizador, hay una serie de factores que definen cuándo el servicio se querella y contra quiénes, pero son factores técnicos. Yo fui bien tajante en decir que para nosotros no existían políticos, existen contribuyentes. Y el servicio se querella en contra de los contribuyentes, y de acuerdo a los criterios que usa para querellarse en contra de los contribuyentes, era probable que algunos políticos resultaran con querella y otros tantos, tal vez la mayoría, no. Por eso, yo siempre digo que la mala pata para el SII es que nos tocó un caso donde había políticos, porque el servicio ve todo el tiempo casos que son mucho más relevantes desde el punto de vista de la evasión tributaria.

Después de todos estos casos, ¿cuál es su reflexión respecto de la independencia del servicio? Hay quienes dicen que debiera ser un ente independiente al Ejecutivo.

Es curioso, porque en la medida en que no hubo políticos involucrados, esa pregunta nunca antes existió. A la luz de los hechos, yo hoy día no veo tan mal que el SII fuera una entidad autónoma, parecida al Banco Central. Sobre todo, porque hoy día se gobierna con los medios y las encuestas. De hecho, el argumento que me dieron para pedirme el cargo es que necesitaban que el SII saliera de la prensa. O sea, a mis jefes no les importó que bajáramos la evasión en 2% en un año, que solucionáramos el tema de la carrera funcionaria, o que hiciéramos una implementación impecable de la reforma tributaria. O sea, da lo mismo que la evasión aumente mientras al director no lo critiquen en los diarios. Para eso, es mejor un SII autónomo.

¿Cómo evalúa el rumbo de la reforma tributaria al término de este año? ¿Se respetó el espíritu original de la propuesta elaborada por los asesores tributarios en el programa presidencial tras los ajustes hechos por el gobierno?

Yo creo que la reforma tributaria que se aprobó en el Congreso es una reforma tributaria contundente, la más grande en varias decenas de años, y que no tiene vuelta atrás. Y eso se corrobora con el proyecto de simplificación que envió el gobierno en el sentido de que el grueso se mantiene. Si uno hablara en porcentajes, probablemente se está modificando un 5% de la reforma tributaria, lo cual no significa que yo comparta los cambios que se están haciendo. Algunos sí y otros no, pero creo que se mantiene lo central y creo, o espero, que eso se mantenga por mucho tiempo y que no haya una vuelta atrás ni en este gobierno ni en los próximos.

¿Fue un costo político el proceso de modificaciones al proyecto original? Uno de los objetivos esenciales en campaña era que las grandes empresas aumentarían su carga tributaria.

Claro, lo que pasa es que si uno mira todas las reformas que se hicieron desde el 90 hasta antes de esta reforma tributaria, fueron reformas insignificantes que ni siquiera merecen llamarse reformas, entonces frente a eso, pasar de, como lo dice el estudio del Banco Mundial, un sistema en donde el 1% más rico pagaba un 12% de tasa media, a otro donde paga un 18% o 19%, es un cambio de todas maneras fundamental. Por eso, a mí me deja tranquilo en el sentido de que avanzamos hacia un sistema tributario de un país moderno.

¿Hubo un costo político? Sí. De alguna manera hubo que ceder con un sistema alternativo, como el semiintegrado, que es un sistema inventado para que los millonarios paguen un poco menos.

  El ex candidato a contralor Enrique Rajevic acusó de hipocresía a los políticos cuando dicen algo y existe otro objetivo detrás. ¿Cómo ha sido su experiencia tras un año de exposición pública por temas políticos en un cargo que parecía netamente técnico?

Fue un año complejo, porque creo que nunca el director del SII había tenido tanta presencia mediática, que obviamente yo no busqué. De hecho, esa presencia es súper contradictoria con mi personalidad, porque soy una persona mas bien introvertida. Pero me han preguntado: “¿Por qué sigues dando entrevistas y no te escondes como otros?”. Y la verdad es que, a pesar de que no me gusta dar entrevistas, es una de las formas que tengo de diferenciarme de otros que se están escondiendo, porque yo no tengo nada de qué esconderme

¿Con “otros que se están escondiendo” se refiere a otros ministros o personeros que han salido del gobierno y han guardado silencio?

Sí. La estrategia del político cuando enfrenta un problema grave es esconderse hasta que la gente se olvide y después aparece como si nada hubiera pasado. Yo no soy político, ni tampoco he hecho nada incorrecto, así que no tengo nada de qué esconderme. Y por eso es que estoy disponible a dar entrevistas, nunca me voy a esconder.

Más allá de si es o no un político, lo ocurrido genera costos...

La evaluación que yo hago es que no me arrepiento de haber sido parte de esto, porque mi objetivo principal, que era una reforma tributaria que Chile se merecía, es un objetivo que se logró. Y obviamente que yo tuve un costo grande, pero es un costo que alguien tenía que asumir. Así como también lo asumió el ex ministro de Hacienda. Por lo tanto, desde ese punto de vista, en ningún caso me arrepiento. Creo que valieron la pena todos los malos ratos, que todavía existen, porque se logró el objetivo principal. Aprendí lo que era meterse con el FUT, pero no me arrepiento.