Al teléfono desde Paraguay, en plena gira sudamericana, Mike Einziger, guitarrista de Incubus, sitúa a sus fans chilenos no sólo entre sus favoritos, sino que derechamente en el primer lugar. "Siempre hemos sentido que nuestro público chileno es el mejor que existe", asegura el músico, y aunque cueste distinguir veracidad de cortesía, argumentos no le faltan para sustentar ese fanatismo recíproco.

Este martes, en el Movistar Arena, el grupo californiano que lidera el vocalista Brandon Boyd realizará su sexto concierto en el país. Y aunque cada visita del quinteto ha dejado postales que refuerzan su vínculo local -como el de 2010 en Maquinaria, cuya recaudación donaron al rescate d los 33 mineros de la San José-, Einziger se queda con la primera visita de 2007: un doblete en el mismo arena del Parque O'Higgins, precedido de un masivo recibimiento en Pudahuel.

"En un punto nos dio un poco de miedo, por la cantidad de gente que había ahí. Espero que no sea tan caótico como aquella vez (ríe), pero la verdad nos sentimos muy afortunados de que haya gente que se entusiasme y disfrute tanto nuestra música", dice el guitarrista de 40 años, un fanático de las pedaleras múltiples y uno de los principales responsables del entramado sonoro de Incubus, quinteto que a fines de los 90 remeció el nü metal con el inclasificable S.C.I.E.N.C.E. (1997), para con el tiempo consagrarse a las power ballads y un rock algo más ortodoxo y de alcance transversal.

"Es divertido pero al mismo tiempo algo extraño, porque muchas de esas canciones las creamos cuando todavía estábamos en el colegio. Que nos sigan pidiendo esos temas es algo increíble", cuenta el músico, que esta vez regresa para presentar en vivo 8, el octavo álbum del grupo, producido por Skrillex.

¿Cuánto influyó la mano de Skrillex en el resultado del álbum?

Skrillex apareció al final del proceso y fue como una inyección de energía, le dio una nueva vida. Él es un amigo muy cercano además de un gran fan de Incubus, así que cuando llegó al estudio fue muy algo muy natural. Y creo que finalmente hizo que saliera un disco mucho mejor. Para mí, que los fans canten fuerte los temas en cada show y no me dejen escuchar a Brandon es la mejor señal.

Curiosamente, If not now, when? (2011) tenía más sintetizadores, y en 8 vuelven a las guitarras como base. ¿Lo sienten como un paso adelante en su carrera?

Definitivamente. A medida que pasa el tiempo cada uno de nosotros ha ido cambiando, nos hemos ido interesando en cosas distintas y eso es parte del proceso. Si hiciéramos la misma música una y otra vez no sería interesante para nadie. Pero lo mejor es que en este punto siento que conectamos con el público de una manera bastante única, que hemos logrado construir algo con ellos a lo largo de un extenso período de tiempo.