Un poema cada día. Esa era la cuota de creación mínima que se impuso desde joven Pablo Neruda. Sin embargo, el poeta latinoamericano más universal también transgredía su norma. Y siempre iba más lejos: uno, dos, tres poemas diarios escritos en los soportes más diversos. De su característica pluma verde, cambiaba al lápiz grafito, azul, rojo. Apuntaba versos en cuadernos escolares, blocs de dibujos, papeles sueltos, menús de restoranes, hasta programas musicales de los barcos.

El archivo del premio Nobel 1971 alcanza los 4.500 documentos entre poemas, cartas, discursos, etc. A 110 años del nacimiento del poeta que más ejemplares vende en el mundo, parecía todo agotado en la cantera nerudiana. Pero la historia fue distinta.

En junio pasado, la sorpresa fue enorme cuando se anunciaba desde España la aparición de 21 poemas inéditos de Neruda. "Es el mayor hallazgo de las letras hispanas en los últimos años, un acontecimiento literario de importancia universal", afirmó Pere Gimferrer, poeta y director editorial de Seix Barral, del Grupo Planeta. En marzo, tres meses antes del anuncio, los poemas habían llegado desde Chile a las manos de la agente Carmen Balcells, quien gestiona los derechos de la obra del autor chileno.

En 2011, la fundación que lleva su nombre decidió elaborar un catálogo lo más completo posible en base a los originales manuscritos y mecanografiados. El trabajo, a cargo del director de la biblioteca de la institución, Darío Oses, terminó entregando un puñado de versos desconocidos. Los que ahora se publican en el libro Tus pies toco en la sombra y otros poemas inéditos, que el sello Seix Barral colocará en librerías nacionales desde la primera semana de noviembre. Un acontecimiento literario que llega primero a nuestro país. En España, el volumen estará disponible en enero.

"Trabajar con los originales fue entrar en contacto con lo que podríamos llamar el pulso del poeta", señala Darío Oses en la introducción del ejemplar. Los poemas inéditos están escritos en su mayoría entre los años 1956 y 1973. Y de alguna manera dialogan con sus libros Cien sonetos de amor (1959), Memorial de Isla Negra (1964) y La Barcarola (1967).

"Es importante puntualizar que no son variaciones de otros poemas ya publicados, sino que tienen existencia propia", agrega Oses en Tus pies toco en la sombra, que será presentado en la Feria del Libro de Santiago. La cita es el viernes 7 de noviembre, a las 19.30, en la Sala Pedro de la Barra.

La variedad de temas de los inéditos es amplia. En la década del 60 Neruda anota a bordo de un transatlántico: "De tanto vivir y morir/ las personas bien educadas/ de tanto decir buenos días,/ decir adiós con parsimonia/ no se despidieron a tiempo…".

Neruda interpelando al joven que fue: "Te miro/ y no lo creo/ soy yo mismo/ tan tonto, tan remoto,/ tan desierto/ Joven/ recién llegado/ de provincia...". Neruda inventando nuevas odas "a la oreja" y a la Cordillera de los Andes. Neruda escribiendo un poema de amor en el avión rumbo a Río de Janeiro, "a las 11 de la mañana, volando a 3.500 metros de altura". Neruda obsesionado apuntando versos sobre la carrera espacial. El político registrando las miserias humanas.

Ultimos atardeceres  

Se casaron en 1966. Matilde Urrutia fue la tercera y última esposa del poeta, quien lo acompañó en su refugio de Isla Negra hasta sus días finales en el litoral central y luego en la clínica, donde murió en septiembre de 1973.

"Nunca solo, contigo/ por la tierra,/ atravesando el fuego./ Nunca solo./ Contigo por los bosques/ recogiendo/ la flecha/ entumecida/ de la aurora...", anota Neruda en versos inéditos hasta hoy, fechados una década antes de casarse con Matilde. Recién se había separado de Delia del Carril.

De los 21 poemas de Tus pies toco en la sombra, cinco están marcados por la temática amorosa. De éstos, uno es el más extenso del volumen y supera los 60 versos. "Sin duda el más valioso de todos", cree el editor Pere Gimferrer, donde se rastrean varios elementos. El amor: "Oscura es la noche del mundo sin ti, amada mía". Está la evocación de su tierra: "Los bosques del Sur soñoliento cubrieron con enredaderas/ la guerra y la paz de los muertos/ la ira y la sangre remota". Y también está presente la voz del poeta que intenta abarcarlo todo: "Sabes cómo fueron los días, la crónica,/ las revoluciones, los viajes, las guerras,/ las enfermedades,/ las inundaciones, el tiempo que a veces pareció un soldado vencido...".

Es 1962 y la Unión Soviética manda dos naves al espacio a orbitar la Tierra. En ellas van Adrián Nikoláiev y Pavel Popóvich. Neruda escribe un artículo y busca un diccionario de términos fisiconucleares. Pero se queda con lo sencillo para su poesía. "Estos dos hombres solos,/ estos primeros hombres/ allá arriba/ qué llevaron consigo de nosotros?", se pregunta. Y su sorpresa será mayor cuando conoce a Alekséi Leónov, quien hizo la primera caminata espacial, en 1965. Tres años después, Leónov lo visita en su casa de Isla Negra.

Quedan sólo meses para el final. Es enero de 1973 y Neruda está en cama con dolor de cadera. El cáncer no lo abandona. Escribe el poema Del incomunicado. "Entre el orgullo y el terror de vivir sin ser amado,/ pasé a darle la mano a todo el mundo". Es su despedida: "Vivo temblando de que no me llamen/ o de que me llamen los idiotas,/ mi ansiedad resistió medicamentos,/ doctores, sacerdotes, estadistas,/(...) el desprecio que me consagrarán/ cuando yo ya no sirva para nada/ es decir para que hablen/ a través de mi cuerpo las avispas".