Los estudiantes movilizados demandan un plebiscito para dirimir las controversias sobre la educación, idea acogida por parlamentarios, quienes se hacen un haraquiri político, ese suicidio ritual japonés que consiste en abrirse el vientre. En el caso chileno, no por honor ni orden superior, sino al renunciar a su representatividad otorgada por la ciudadanía. Lo explicitó con acierto el editorial "Los políticos no pueden abdicar de sus obligaciones" (28-08-2011). En los hechos y palabras "pueden", para ser precisos "no deben".

En La Tercera se emplea como sinónimo de plebiscito la voz referéndum, pero entre ambas convocatorias hay sutiles diferencias. El primero es la resolución tomada por todo un pueblo a pluralidad de votos o la consulta que los poderes públicos someten al voto popular directo para que apruebe o rechace una determinada propuesta sobre soberanía, ciudadanía, poderes excepcionales, etc. En cambio, referéndum es el procedimiento jurídico por el que se someten al voto popular leyes o actos administrativos cuya ratificación por el pueblo se propone.

A propósito de la columna "Lenguaje y precisión" (28-08-2011) escribieron numerosos lectores, pero lamentablemente este espacio no permite dar cuenta de todos los correos.

Mauricio E. Acuña Cruz  lamenta que en esa columna se haya denostado a las universidades del Estado a partir de la explicación de Javier Fuenzalida, profesor "de una universidad privada confesional", y refuta que las universidades estatales no rinden cuenta. "Todas ellas publican sus estados financieros auditados en un medio de circulación nacional" y que "los aranceles difieren mucho entre una universidad y otra. Bastaba contrastar esta información con los aranceles publicados en el Sies (Mineduc)". Considera que "el comentario de este respetado académico en esta columna estuvo de más y no aportó a la explicación de los conceptos de lucro y usura". Más bien, "produjo una incomprensible confusión".

Se deja constancia que las opiniones de los lectores no necesariamente se comparten y se publican en cuanto tales, es libertad de expresión y serán acogidas con respeto al igual que las de un profesor de un establecimiento "estatal laico".

Las frases del economista Javier Fuenzalida ilustraban la diferencia entre universidades que lucran con buenos resultados académicos, mejor infraestructura y aquellas que lo hacen mal. Y a propósito de los recursos que les entrega el Estado se distinguió que son tributos que "provienen del lucro de la gente y no de la usura". De allí lo atinente del ejemplo.

El ex profesor de la Universidad Católica Andrés Bello de Caracas, Francisco Javier Vargas G., en su correo expresa: "¡Notable! la columna sobre 'Lenguaje y precisión', la comparto plenamente. Después de  permanecer 30 años en el exterior por razones de trabajo en el sector financiero", le preocupa cómo se ha deteriorado el lenguaje. Tiene "la convicción que la educación actual no enseña a hablar ni a escribir. El caso constituye la más absurda y dañina contradicción. Nos empeñamos, en la escuela, en hacer aprender un heterogéneo cúmulo de conocimientos", dispersos e incompletos, pero esos conocimientos quedarán sin contenido y sin posibilidad de comunicación si "no enseñamos cómo usar con propiedad y limpieza la palabra hablada y escrita".

Cita al venezolano Arturo Uslar Pietri, quien precisaba que "la lengua es mucho más que un instrumento, es el medio de pensar y entender. Quien no sabe expresarse bien no puede pensar bien. Es la precisión de la palabra empleada la que lleva la precisión del concepto y el matiz del conocimiento (…) mientras la escuela hace muy poco para enseñar a usar el lenguaje, otros medios, más poderosos que ella, hacen todo lo posible con terrible eficacia para empobrecer, desnaturalizar y destruir el lenguaje". Concluye el lector Vargas: "Felicitaciones a usted y a La Tercera, porque en esta campaña para enseñar a hablar, todos debemos colaborar, sobre todo los medios de comunicación de masas".

Hugo Gómez Ruiz plantea que en varias noticias, en especial en aquellas en que se entrevista a personas de habla inglesa las obras de su autoría vienen en inglés. Considera "para una mejor comprensión que pongan la traducción".  Da ejemplos: Dick Cheney, autor de "In my time" (26-08-2011), Ronald Bruce St John, autor de "Lybia, from colony to independence" (28-08-2011) y Patrick Tyler, autor de "A world of trouble" (29-08-2011).

En ese sentido, José Candia B. califica como "muy oportuno su artículo 'Lenguaje y precisión', que deja de manifiesto las debilidades del lenguaje en que incurren algunos periodistas". Pero habría que agregar, dice, el uso injustificado de palabras en inglés, cuando nuestro idioma es tan rico, que no requiere de "parches", a no ser "que con ello se quiera demostrar una mayor cultura".

La Tercera se escribe en español. El empleo de vocablos extranjeros debe limitarse a aquellos que tienen uso generalizado, que no tienen traducción exacta o que al ser traducidos pierden sus connotaciones originales. Ejemplos: "Favela", "whisky", "kamikaze", "ranking", "lobby".

Se comprueba que el mal hablar y el consiguiente mal escribir inquieta a los lectores.

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