Señor director

Precisamente en momentos que nuestro país debate sobre educación, el encuentro del Papa Francisco con el mundo de la academia que tendrá lugar en la UC debiese recordarnos el profundo lazo que existe entre institución educativa y sociedad. Desde su nacimiento en el seno de la Iglesia, en la Europa medieval, la universidad está llamada a ser una institución clave en la vida social de un país, en la que todo miembro de la comunidad universitaria está invitado a participar. Como trabajadores del saber, los académicos tenemos quizá la principal responsabilidad en la relación entre educación y sociedad, toda vez que somos los llamados, desde nuestras disciplinas, a escuchar y observar distintos aspectos del ser humano y el mundo, para indagarlos, comprenderlos y ofrecer herramientas de análisis e intervención, obras reelaboradas artísticamente y preguntas que buscan mejorar la vida común, en especial de los más vulnerables. La relación cara a cara con los estudiantes (en aula, taller, laboratorio, terreno) debiese ser el momento creativo por excelencia: encuentro entre generaciones animadas por el deseo de saber y aprender que, juntas, interrogan y reelaboran su mundo.

Si educar (ex ducere) es encaminar, en esa búsqueda compartida es donde no solo la fe religiosa, sino toda sincera aspiración de sentido, debiesen hallar su sitio de acogida y de crecimiento para el bien común, pero sobre todo para la dignificación de la vida de los más frágiles.

Justo cuando campean las certezas acerca de la venida del Papa, quizá Francisco nos deje un cúmulo de renovadas preguntas para trabajar, con humildad y rigurosidad, con el aporte de toda la comunidad universitaria.

Ángel Abusleme, Nené Aguirre, Francisco Javier Astaburuaga, Eugenio Bobenrieth, Paz Cox, Enrique del Río, Rodrigo Díaz, Rina González, Cristián Hodge, Patricia Imbarack, Gonzalo Leiva, Norma León, Leonardo Meza, Ricardo Moreno, Jorge Neira, Alejandra Rasse, Alejandro Reyes, Roberto Onell, Ana María Vicuña y Ulrich Volkmann

Académicos UC