Junto a Misterios de Lisboa, el documental Nostalgia de la luz, de Patricio Guzmán, fue el otro filme chileno que alcanzó en el último año aclamación internacional. A la espera de que el penúltimo largometraje de Raúl Ruiz llegue a los cines locales, el público vernáculo podrá, al menos, apreciar el filme de Patricio Guzmán. Estrenado el año pasado en Cannes y ganador del premio al Mejor Documental en los European Film Awards, Nostalgia de la luz llega con ocho copias a Santiago, Valdivia, Viña del Mar, Temuco y Punta Arenas.

La película es el noveno largometraje de Patricio Guzmán y, como es habitual en su obra, los tópicos de la memoria y la historia política reciente son los principales ejes narrativos. El realizador va rastreando dos búsquedas: están los astrónomos de observatorios en el Desierto de Atacama y también un grupo de mujeres que sigue la pista de familiares desaparecidos en los mismos terrenos del Norte Grande.

A diferencia de otros de sus filmes, el tono político es menor y apuesta más por el perfil humano de los protagonistas. Estrenada en marzo en Estados Unidos, la obra alcanzó gran eco de críticas positivas en ese país. Mientras The Washington Post la definió como "la obra maestra de Patricio Guzmán, una película poéticamente filmada", Los Angeles Times la consideró "una auténtica pieza de arte que, al mismo tiempo, no tiene pretensiones y es fácil de seguir".

Junto a la exhibición del documental en varios cines, el complejo BF Huérfanos dará también cuatro cortometrajes que Guzmán realizó paralelamente a este trabajo. Se trata de Astrónomos de mi barrio; Una galaxia de problemas; Oscar Saa, el técnico de las estrellas, y José Maza, el viajero del tiempo.

En ellos, Guzmán explora en el mundo de los astrónomos aficionados y también en el de los profesionales de la disciplina.