"Fue un día muy estresante, me tuve que restringir de mis actividades del domingo porque tuve que estar en casa como lo solicitaron las autoridades. Me comunicaron que los empadronadores (censistas) llegaron al edificio, pero nunca fueron a mi departamento", cuenta André Soto Castro, estudiante peruano de 25 años, residente del distrito de Magdalena del Mar en Lima. Su caso no fue el único.

Según el Instituto Nacional de Estadística e Informática de Perú (INEI), entre el 2% y 3% de la población no fue censada el domingo pasado, porcentaje que fue puesto en duda por el ex director del organismo, Farid Matuk, quien señaló que podría ser superior al 5%.

El jefe del INEI, Aníbal Sánchez reaccionó y explicó que esto se debió a la "entrada en funcionamiento de muchos edificios multifamiliares", por lo que los censistas habrían tenido información desactualizada de las viviendas. Pero las explicaciones no fueron suficientes y el gobierno aceptó hoy la renuncia del jefe del INEI, tras sendas presiones de la oposición fujimorista y la ciudadanía.

Para Rafaella González, estudiante universitaria de 22 años, que vive en el distrito de Rímac, la situación fue similar. "Se supone que llegó el empadronador y tocó el timbre de la señora que vive en el segundo piso. Salió a verlo y parece que la jefa que los guía, les dijo 'no hay nadie, no hay nadie, avanza' y se fue y no entró", señaló.

El ex ministro del Interior peruano, Fernando Rospigliosi, aseguró a La Tercera que efectivamente hubo muchos problemas con el Censo, cuya última versión se había realizado en 2007. "Ha habido mucho desorden en la organización. Los voluntarios no tuvieron a tiempo los materiales. Además habían quedado de darles un almuerzo y pagarles unos 50 soles a cada uno, y ha habido problemas en todos esos temas logísticos: el almuerzo no les llegó y ahora mismo hay filas muy grandes para que les paguen".

El mismo domingo muchos peruanos se manifestaron en redes sociales indicando que no habían sido censados. También se conoció del caso de una censista que fue violada y se supo de un convenio que firmó el INEI con 18 universidades para la difusión de información reservada.

¿Modelo chileno?

Otro aspecto que generó particular polémica fue la similitud de la cédula peruana con el cuestionario que aplicó Chile en el Censo de abril. Si bien los países se rigen por un estándar de preguntas, diarios como La República destacaron el particular "parecido". Ese periódico limeño señaló que el orden del cuestionario también es muy similar.

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CUESTIONARIO-CENSO-2017-OF (1) by Christian Marcelo Brito Fuentes on Scribd

De ahí surgió otra gran controversia debido a la pregunta sobre la identificación con las etnias. "Hubo toda una discusión porque se consideraba a blancos, mestizos, quechuas, aymaras, afrodescendientes, pero no se consideraban a descendientes de japoneses o de chinos, y aquí hay un número considerable", afirmó Rospigliosi, quien agregó que "se ha dicho que las preguntas son casi idénticas a las del Censo de Chile, entonces no se ha visto ningún trabajo propio acá para identificar ciertas características del país".

Una comisión del INEI estuvo, efectivamente, en Santiago en abril como observadores del Censo chileno.

Otro aspecto del Censo peruano que generó debate fue la inversión de la consulta. Según el INEI, se invirtieron US$ 2,08 por persona, cifra menor a lo que se destina en Chile (US$ 3,61) o Colombia (US$ 3,92).

André y Rafaella ya comunicaron su caso al INEI. Sin embargo, ambos aseguran que aún no obtienen respuesta.