Señor director:

El informe del PNUD de la semana pasada señala que los avances en desigualdad serían mixtos, pese a que sin importar cómo se mida la desigualdad ha disminuido.

El coeficiente de Gini baja de 52,1 a 47,6 entre 1990 y 2015, principalmente por logros educacionales (la tasa de asistencia bruta a la educación superior aumentó de 15 a 53% en ese período, mientras los años esperados de educación pasaron de 13 a 16), así como por la creación de más trabajos y oportunidades para desarrollarse (la tasa de ocupación creció de 47 a 54% entre 1990 y 2015, mientras entre las mujeres subió de 29 a 43,4%).

Este gobierno ha justificado sus reformas en los niveles de desigualdad. Sin embargo, las mismas reformas han producido un impacto negativo en el crecimiento, la creación de empleo y la capacidad de reducir la pobreza. Es el crecimiento económico el que ha generado mayores oportunidades a la población, en especial a la que tiene menos posibilidades de desarrollarse. Es más, la información del mismo informe da cuenta que el crecimiento económico ha permitido que durante el período 2000-2015 el ingreso del 10% más pobre creciera un 145% real, mientras el 10% más rico solo aumentó 30%.

La evidencia muestra que a medida que promovemos políticas públicas que fomenten la educación, el empleo y la inversión, las oportunidades mejorarán la calidad de vida de todos, especialmente la de quienes más lo necesitan.

Paulina Henoch I.

Economista Programa Social de Libertad y Desarrollo