Vestidos de blanco, miles de opositores venezolanos se movilizaron este sábado sin grandes inconvenientes hacia la Conferencia Episcopal en una "marcha del silencio", tras el recrudecimiento de la violencia que dejó 20 muertos en tres semanas de protestas contra el gobierno de Nicolás Maduro.

En medio de un amplio despliegue de seguridad, un grupo llegó primero con una gran bandera venezolana a la sede de la institución eclesiástica en Caracas -considerada por el gobierno como un "actor político" opositor-, donde un sacerdote y un pastor evangélico rezaron en un altar improvisado en la parte de atrás de una camioneta y usando un megáfono.

Otras marchas llegaban de otros puntos de la ciudad, luego que la oposición lograra negociar con las fuerzas del orden que abrieran el paso y les permitieran llegar a su destino. Hubo solo un corto enfrentamiento en el este de Caracas, donde la policía usó bombas lacrimógenas para impedir el paso de una de las marchas.

Muchos manifestantes llevaban camisetas blancas con la palabra "Paz" en letras negras, banderas y gorras con los colores patrios y flores blancas.

El silencio era a veces interrumpido en el recorrido por el himno venezolano, un rosario o un aplauso en honor a "los caídos" en estos 21 días de protesta.

Manifestaciones similares se realizaban en otras ciudades como Maracaibo, Barquisimeto y San Cristóbal, en el oeste del país.

"Esto que logramos hoy es un ejemplo de lo que vamos a lograr en Venezuela: superar los obstáculos en paz y lograr que todos los venezolanos voten y logremos el cambio", dijo Julio Borges, presidente del Parlamento, único poder controlado por la oposición.

Las protestas opositoras, convocadas casi todos los días desde el 1 de abril, se desataron después que el máximo tribunal se adjudicó temporalmente las funciones del Legislativo.

Maduro, con su popularidad minada por la severa crisis económica, asegura que combate una "guerra económica" promovida por la "derecha extremista venezolana" busca derrocarlo con el apoyo de Estados Unidos, pero la oposición insiste en que quiere sacarlo del poder por la vía electoral.

Las elecciones de gobernadores debieron realizarse en 2016, pero fueron suspendidas y aún no tienen fecha; las de alcaldes deben ser este año, y las presidenciales serían en diciembre de 2018.

Hasta este sábado el gobierno había impedido el paso de las marchas de la oposición al centro de la ciudad, donde se concentran los poderes públicos. Para llegar a la Conferencia Episcopal, en el oeste, que era considerado un bastión chavista, muchos atravesaron la ciudad a pie.

En el paso por un barrio popular y también tras negociaciones, la militarizada Guardia Nacional replegó una cerca que impedía el paso y apartó a los soldados para dejar libre la vía. Entre aplausos y entonando el himno nacional, los manifestantes siguieron el camino.